Recientemente,
dos casos similares fueron traídos a mi atención, uno por teléfono, por
el padre de una chica, y el otro a través de un tercero que le pidieron mi consulta. En
el primer caso, una muchacha estaba embarazada, y el joven responsable de
esto, que estaba ansioso por casarse con ella, era un protestante de fe tal vez cuestionable. La chica era una ferviente calvinista Presbiteriana. El
muchacho asistió, durante un período en los años anteriores, a grupos de
jóvenes en dos o tres iglesias, de modernista a calvinista, tan
interesado en "encontrar a una chica" que cualquier cosa. ¿Era este un matrimonio mixto, y el pastor debería negarse a realizar la ceremonia? El joven podía responder a algunas preguntas teológicas de manera inteligente, pero él afirmó que él creía y era un cristiano. ¿Qué debe hacerse? El pastor estaba inclinado a negarse a realizar el servicio del matrimonio.
En
el segundo caso, la chica, también embarazada, venía de un hogar
bautista, evangélico arminiano en teología, el joven era católico,
muy vago acerca de la doctrina, pero profesaba creer las doctrinas
básicas. El estaba muy ansioso por casarse con la chica. En este caso, el pastor se negó, después de una cierta indecisión.
En ninguno ejemplo, hubo alguna participación sexual previa, por la muchacha o el joven. En ambos casos, los muchachos aún estaban siendo claramente culpables de seducción.
Lo
más significativo, mientras que en ambos casos, los pastores estaban
tratando de ser estrictamente bíblicos en sus decisiones, en ningún caso
ellos permitieron que su decisión sea gobernada por los deseos de los
padres de la chica. La ley correspondiente (Ex. 22:16-17) pone claramente la decisión, no en las manos del clero, sino en las manos del padre. En ambos casos, los padres querían el matrimonio, un poco a regañadientes, pero aún así muy claramente. Ambos padres sentían que podían haber tenido un mejor yerno, pero, a
pesar de eso, el muchacho estaba "bien" y tenía algunos elementos de habilidad y carácter. Ambos padres eran cristianos fuertes y habían tenido cargo de la iglesia. Pero en ningún caso el pastor sintió que los deseos del padre iban a ser considerados, ¡a pesar de la simple lectura de la Escritura!
Nada ilustra más claramente el hecho de que la iglesia, como el estado, están socavando la autoridad de la familia. Ambos pastores fueron negligentes y estaban en violación de la ley bíblica. Ambos pastores vieron los pecados de la joven pareja ante ellos, y
no de su propia partida e indiferencia de la Palabra de Dios. Ambos actuaron como si la autoridad paterna no era nada ante la autoridad y jurisdicción de la iglesia. Me enteré posteriormente que ambos pastores estaban familiarizados
con Éxodo 22:16-17, ¡pero el hecho de la autoridad paterna no se había
registrado aún con ellos!
Por R.J. Rushdoony Ley y Sociedad pág.704
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Seduction
Recently, two similar cases were brought to my attention, one by telephone, by a girl's father, the other through a third party who was asked to consult me. In the first instance, a girl was pregnant, and the young man responsible for it, who was anxious to marry her, was a Protestant of perhaps questionable faith. The girl was an earnest Calvinistic Presbyterian. The boy attended, over a period in the previous few years, youth groups in two or three churches, from modernistic to Calvinist, as much interested in "finding a girl" as anything. Was this a mixed marriage, and should the pastor refuse to perform the ceremony? The young man could answer few theological questions intelligently, but he claimed that he believed and was a Christian. What should be done? The pastor was inclined to refuse to perform the marriage service.
In the second instance, the girl, also pregnant, came from a Baptist home, evangelical Arminian in theology; the young man was Catholic, very vague about doctrine but professing to believe the basic doctrines. He was very anxious to marry the girl. In this case, the pastor refused, after some indecision.
In neither example was there any previous sexual involvement by either girl or young man. In both cases, the young men were still clearly guilty of seduction.
Most significant, while in both instances the pastors were trying to be strictly Biblical in their decisions, in neither case did they allow their decision to be governed by the wishes of the girl's fathers. The relevant law (Ex. 22:16-17) plainly places the decision, not in the hands of the clergy, but in the father's hands. In both cases, the fathers wanted marriage, somewhat reluctantly, but still very clearly so. Both fathers felt that they could have had better son-in-law, but, in spite of that, the boy was "all right" and had some elements of ability and character. Both fathers were strong Christians and had held church office. But in neither case did the pastor feel the father's wishes were to be considered, despite the plain reading of Scripture!
Nothing illustrates more clearly the fact that the church, like the state, is undermining the authority of the family. Both pastors were derelict and in violation of biblical law. Both pastors saw the sins of the young couple before them, and not their own departure from and disregard of the Word of God. Both acted as though parental authority were nothing before the authority and jurisdiction of the church. I found subsequently that both pastors were familiar with Exodus 22:16-17, but the fact of paternal authority had not even registered with them!
By R.J. Rushdoony Law and Society p.704
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