Wednesday, May 30, 2012

ORACIÓN POR LA UNIDAD CRISTIANA (English)

   Querido Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, te adoro en la maravilla de Tu unidad trina. Gracias, bendito Espíritu Santo, por Tu gran obra de bautizarme en este cuerpo de Cristo, la iglesia. Gracias, Señor Jesucristo, por continuar con Tu poderosa obra de preparar a Tu iglesia para presentarla a Ti mismo como una novia radiante, sin mancha de ningún tipo.
    Padre mío, me regocijo de que Tu salvación me ha unido inseparablemente, no sólo contigo mismo, pero también con cualquier otro creyente. A pesar de todo, anhelo y oro por el acercamiento de Tus nacidos de nuevo. Hemos sido terriblemente heridos por esas cosas que nos han dividido.
    Gracias, Señor Jesucristo, por planear por la unidad en lugar de la uniformidad. La diversidad de Tu cuerpo es parte de su belleza y atractivo a los perdidos. Esto añade a Tu gloria. Ayúdanos a amarnos unos a otros en nuestra diversidad.

     Bendito Padre Celestial, reconozco que Satanás y su reino son implacables en sus esfuerzos por mantener a los creyentes divididos unos a otros. Como el acusador de los creyentes, él continuamente siembra sospechas en los corazones de los creyentes. En el nombre de mi Señor Jesucristo, derribo esa obra de las tinieblas y ato a nuestro enemigo que él no pueda tener éxito. Pido al Espíritu Santo para suplantar a todas las obras de división activas en los creyentes.
    En el precioso nombre de Jesús oro. Amén.


Por Mark I. Bubeck Extracto tomado de Oraciones de Lucha Espiritual

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PRAYER FOR CHRISTIAN UNITY

   Dear God and Father of our Lord Jesus Christ, I worship You in the wonder of Your triune oneness. Thank You, blessed Holy Spirit, for Your great work of baptizing me into this body of Christ, the church. Thank You, Lord Jesus Christ, for continuing Your mighty work of readying Your church to present her to Yourself as a radiant bride, without stain of any kind.
   My Father, I rejoice that Your salvation has united me inseparably not only with Yourself but also with every other believer. Yet I long and pray for the bringing together of Your born-again ones. We have been terribly wounded by those things that have divided us.
   Thank You, Lord Jesus Christ, for planning for unity rather than uniformity. the diversity of Your body is part of its beauty and appeal to the lost. It adds to Your glory. Help us to love one another in our diversity.
   Blessed Heavenly Father, I recognize that Satan and his kingdom are relentless in their efforts to keep believers divisive toward one another. As the accuser of the believers, he continually plants suspicions in believers' hearts. In the name of my Lord Jesus Christ, I pull down that work of darkness and bind our enemy that he might not succeed. I ask the Holy Spirit to supplant all divisive works active in believers.
   In Jesus' precious name I pray. Amen.

By Mark I. Bubeck  Excerpt taken form Spiritual Warfare Prayers

Monday, May 28, 2012

El Incesto y las HIjas de Lot (English)

   En Los Institutos de la Ley Bíblica (pp.368-375), señalo que, antes de Moisés, no había ninguna ley contra el incesto. Puesto que Adán y sus descendientes tenían inherente en ellos todas las posibilidades genéticas de la raza humana, sus hijos, al casarse entre sí, no eran tan estrechamente relacionados genéticamente, como dos indios Navajos cualquiera son hoy en día. Abraham se casó con Sara, posiblemente una media hermana (Gén.20:12), y el padre de Moisés, Amram, se casó con una joven tía, hermana de su padre, Jocabed (Éx. 6:20).
   
Cuando Dios por medio de Moisés, prohibió el incesto (Lev. 18:7-17; 20:11,12,14,17,20,21; Deut. 22:30; 27:20,22,23) y requirió la pena de muerte para la mayoría de las instancias de este, fue, en primer lugar, una ruptura radical con la práctica aceptada en todo el mundo, y segundo, estableció una barrera a un daño genético que iba a aparecer sólo después de muchos siglos, ya que la consanguinidad comenzó a hacerse más propensa al concentrarse los genes defectuosos.

   Es importante por lo tanto, no releer en la historia antigua de esta prohibición posterior. La historia de Lot y sus hijas es una instancia de esta lectura errónea y moralista. Casi todos los comentaristas muestran sólo horror por el acto de las hijas....Claramente, las chicas vieron su acción como buena, y los nombres que dieron a sus hijos sólo indican un orgullo en su acción como buena. Moab significa, "De mi padre", y Ben-ammi, "Hijo de mi pariente". Muy evidentemente, ellas pensaban que actuaban para salvar a la raza humana de la extinción, y que, al igual que Noé y su familia, ellos eran sus únicos sobrevivientes.
   
Algo más debe decirse de las hijas de Lot. Ellas salieron de Sodoma con su padre, y decidieron no volver con su madre. El acto de la madre indicó una falta de fe. Ella volvió, tal vez en un intervalo en la destrucción, suponiendo que todo había terminado. Su casa acomodada y todas sus ventajas estaban en Sodoma. No cabe duda que Lot se había ido con caballos, camellos o burros cargados con alimentos y oro. En la cueva (Gn. 19:30 ss.), Ellos obviamente tenían comida y vino que trajeron con ellos. Lo que trajeron con ellos parecían insignificante en comparación con lo que quedaba atrás, y la mujer de Lot escogió volver en algúna pausa en la destrucción general, puesto que parecía que, a pesar de algunos daños, Sodoma iba a sobrevivir. Claramente, ella no tenía ninguna fe en el mensaje de los dos desconocidos. Las hijas tan claramente compartieron la fe de Lot, y eligieron quedarse con su padre.
   
Como la destrucción continó, comenzó a parecer como una catástrofe mundial, comparable a la del Diluvio, que a Lot y sus hijas era historia relativamente reciente. Aunque uno de los ángeles o mensajeros les aseguró que la pequeña ciudad de Zoar no sería derribada (Gen. 19:21), en la lluvia general de fuego y azufre que siguió, le pareció a Lot que Zoar habría perecido también, y él huyó de ella también, aunque a principios suplicando para permanecer allí, porque temía que el desastre lo abrumaría en el campo abierto y las colinas (Gen. 19:19,30). Una ciudad con edificios había parecido brevemente la mejor protección de todo, pero, después de que la agitación y la destrucción comenzaron, sólo una cueva parecía de suficiente protección. Después de la conducta de los hombres de Sodoma (Gen.19 :4-5), le pareció a Lot y sus hijas que la ira de Dios, una vez desatada, destruiría por lo menos a todos los de Canaán y esa parte del mundo, si no todo el mundo.
   
Las hijas así asumieron con Lot o que eran los sobrevivientes solitarios de la tierra, o bien, si otras áreas se salvaron, estaban demasiado lejos para ser alcanzados. Esto significó una fe inestable en la palabra declarada, pero era todavía una fe en esta, y con ella el deseo de perpetuar al hombre aparentemente escogido por Dios, Lot. La historia de la caída de Sodoma muestra a Lot como profundamente angustiado e indeciso por el horror, pero, con todo, obediente a Dios. Lot era odiado por los sodomitas, ya que, como un juez sentado en las puertas, era una voz solitaria contra los males de la ciudad (Gen. 19:1,9). Antes de condenar a Lot, recordemos que en circunstancias similares, pocos hombres lo harían mejor. Recordemos también que Dios lo declara ser el "justo Lot" y habla de él como "ese hombre justo" (2 Pedro 2:7). Recordemos también el agotamiento de Lot, después de haber pasado la noche tratando de despertar a sus hijos casados del peligro.
   
Debemos recordar también que las hijas de Lot no son condenadas en la narrativa. El incesto no estaba todavía bajo la prohibición de la ley. Esto no quiere decir que las muchachas eran inocentes. Primero, ellas hicieron borracho a su padre, tomando así el liderazgo en sus manos. Claramente ellas sintieron con alguna razón aparente que su padre estaba demasiado afectado por el dolor y enfermo para tomar cualquier decisión, y ellas usaron esto como una justificación para tomar la iniciativa. Segundo, fue fornicación, y de nuevo una ofensa contra la ley de Dios y su padre. Depravadas, ellas no fueron, pecadoras fueron. No eran incrédulas, y, en una situación crítica, ellas habían actuado en fe, pero su fe era defectuosa.


Por R. J. Rushdoony  
Ley y Sociedad   pág.702
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Incest and Lot's Daughters

   In The Institutes of Biblical Law (pp.368-375), I point out that, prior to Moses, there was no law against incest. Since Adam and his descendants had inherent in them all the genetic possibilities of the human race, his children, in marrying one another, were not as closely related genetically as any two Navaho Indians are today. Abraham married Sarah, possibly a half-sister (Gen. 20:12), and the father of Moses, Amram, married a young aunt, his father's sister, Jochabed (Ex. 6:20).
   When God through Moses forbad incest (Lev. 18:7-17; 20:11,12,14,17,20,21; Deut. 22:30; 27:20,22,23) and required the death penalty for most instances of it, it was, first, a radical break with accepted worldwide practice, and second, established a roadblock to genetic damage which was to appear only many centuries later, as inbreeding began to become more prone to concentrate defective genes.
   It is important thus not to read back into early history this subsequent prohibition. The story of Lot and his daughters is an instance of this fallacious and moralistic reading. Almost all commentators show only horror for the daughters' act.
...Clearly, the girls viewed their action as good, and the names they gave their sons indicate only a pride in their action as good. Moab means, "From my father," and Ben-ammi, "Son of my kinsman." Very obviously, they felt that they acted to save the human race from extinction, and that, like Noah and his family, they were its sole survivors.
   Something more must be said about Lot's daughters. they left Sodom with their father, and chose not to return with their mother. Their mother's act indicated a lack of faith. She returned, perhaps in an interlude in the destruction, assuming that it was over. Her wealthy home and all its advantages were in Sodom. No doubt Lot had left with horses, camels, or donkeys loaded with food and gold. In the cave (Gen. 19:30ff.), they obviously had food and wine brought with them. What they brought with them seemed trifling compared to what was left behind, and Lot's wife chose to return in some interlude in the general destruction, since it appeared that, despite some damage, Sodom would survive. Clearly, she had no faith in the message of the two strangers. The daughters just as clearly shared Lot's faith, and they chose to stay with their father.
   As the destruction continued, it began to appear as a worldwide catastrophe, comparable to the Flood, which to Lot and his daughters was fairly recent history. Although one of the angels or messengers assured them that the small town of Zoar would not be overthrown (Gen. 19:21), in the general rain of fire and brimstone which followed, it seemed to Lot that Zoar would also perish, and he fled from it also, although earlier pleading to stay there, because he feared the disaster would overwhelm him in the open country and the hills (Gen. 19:19,30). A city with buildings had briefly seemed the best protection of all, but, after the upheaval and destruction began, only a cave seemed protection enough. After the conduct of the men of Sodom (Gen.19:4-5), it seemed to Lot and his daughters that God's anger, once unleashed, would destroy at least all of Canaan and that part of the world, if not the whole world.
   The daughters thus assumed with Lot that they were either the lone survivors on earth, or else, if other areas were spared, they were too far away to be reached. This meant an unstable faith in the declared word, but it was still a faith therein,and with it a desire to perpetuate God's apparently chosen man, Lot. The history of Sodom's fall shows Lot as deeply distressed and indecisive out of horror, but, withal, obedient to God. Lot was hated by the Sodomites, because, as a judge sitting in the gates, he was a lone voice against the evils of the city (Gen. 19:1,9). Before we condemn Lot, let us remember that in like circumstances, few men would do better. Let us remember too that God declares him to be "just Lot" and speaks of him as "that righteous man" (II Peter 2:7). Let us remember also Lot's exhaustion, having spent the night trying to arouse his married children to the danger.
   We must remember too that Lot's daughters are not condemned in the narrative. Incest was not yet under the ban of the law. This does not mean that the girls were guiltless. First, they made their father drunk, thereby taking leadership into their hands. Clearly, they felt with some apparent ground that their father was too grief stricken and ill to make any decisions, and they used this as a justification for taking the initiative. Second, it was fornication, and again an offense against God's law and their father. Depraved, they were not; sinners they were. They were not unbelievers, and , in a critical situation, they had acted on faith, but their faith was a defective one.

By R. J. Rushdoony  Law and Society p. 702



Saturday, May 26, 2012

EL PRIMER MANDAMIENTO (English)


  El prólogo de los Diez Mandamientos no sólo introduce la ley en su conjunto, sino que conduce directamente al primer mandamiento.



    
Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
    
Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra
   
de Egipto, de casa de servidumbre.
   
No tendrás dioses ajenos delante de mí (Éxodo   20:1-3).


En esta declaración, Dios se identifica Él mismo, primero, como Jehová, el autoexistente y absoluto. Segundo, Él recuerda a Israel que Él es su Salvador, y que su relación con Él ("tu Dios") es por tanto una de gracia. Dios escogió a Israel y no Israel a Dios.
Tercero, la ley es dada a la gente de gracia. Todos los hombres ya están juzgados, caídos y perdidos, todos los hombres están bajo la ira de la ley, un hecho que la montaña temblorosa y el hecho de la muerte por la aproximación profana subrayaron (Ex. 19:16-25). La ley es dada a las personas salvas por la gracia como su camino de gracia, para exponer el privilegio y la bendición del pacto. Cuarto, se deduce entonces que la primera respuesta de la gracia, así como el primer principio de la ley, es este: "No tendrás dioses ajenos delante de mí."
   
Al analizar este mandamiento, debemos examinar las implicaciones de este citado por Moisés:

   
Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos,
    
que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongaís
    por obra
en la tierra a la cual pasaís vosotros para tomarla;
    para que temas a Jehová
tu Dios, guardando todos sus
    
estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú,
    
tu hijo y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus
    
días sean prolongados.
    Oye,
pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra: para que te vaya bien
    en la tierra que fluye leche y miel,

    y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios

    de tus padres (Deuteronomio 6:1-3).


Primero, la razón de la entrega de estos mandamientos es para despertar el temor de Dios, y ese temor incite obediencia. Porque Dios es Dios, el señor absoluto y dador de la ley, el temor de Dios es la esencia de la cordura y el sentido común. Apartarse de un temor de Dios es carecer de cualquier sentido de la realidad. Segundo, "El mantenimiento del temor de Dios traería la prosperidad y el incremento de la nación prometido a los padres . . . . El aumento de la nación que se había prometido a los patriarcas desde el principio (Gen.12:1; . . . ver Lev. 26: 9)." Por tanto, es necesario mantener este temor y la obediencia de generación en generación.


Por R.J. Rushdoony  Los Institutos de la Ley Bíblica   pág. 15

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THE FIRST COMMANDMENT

   The prologue to the Ten Commandments introduces not only the law as a whole but leads directly to the first commandment.

    And God spoke all these words, saying,
    I am the LORD thy God, which have brought thee out of the land
    of Egypt, out of the house of bondage.
    Thou shalt have no other gods before me (Ex. 20:1-3).

In this declaration, God identifies Himself, first, as the LORD, the self-existent and absolute One. Second, He remains Israel that He is their Savior, and that their relationship to Him ("thy God") is therefore one of grace. God chose Israel, not Israel God. Third, the law is given to the people of grace. All men are already judged, fallen, and lost; all men are under the wrath of the law, a fact which the quaking mountain and the fact of death for unhallowed approach underscored (Ex. 19:16-25). The law is given to the people saved by grace as their way of grace, to set forth the privilege and blessing of the covenant. Fourth, it follows then that the first respond of grace, as well as the first principle of the law, is this, "Thou shalt have no other gods before me."
   In analyzing this commandment, we must examine the implications of it cited by Moses:

    Now these are the commandments, the statutes, and the judgments, 
    which the LORD your God commanded to teach you, that ye might
    do them in the land whither ye go to possess it:
    That thou mightest fear the LORD thy God, to keep all his
    statutes and his commandments, which I command thee, thou, and
    thy son, and thy son's son, all the days of thy life; and that thy
    days may be prolonged.
    Here therefore, O Israel and observe to do it: that it may be well
    with thee, and that ye may increase mightily, as the Lord God of thy
    fathers hath promised thee, in the land that floweth with milk
    and honey (Deut. 6:1-3).

First, the reason for the giving of these commandments is to awaken the fear of God, and that fear may prompt obedience. Because God is God, the absolute lord and law-giver, fear of God is the essence of sanity and common sense. To depart from a fear of God is to lack any sense of reality. Second, "The maintenance of the fear of God would bring prosperity, and the increase of the nation promised to the fathers. . . . The increase of the nation had been promised to the patriarchs from the very first (Gen.xii.1;. . . cf. Lev. xxvi. 9)." It is therefore necessary to maintain this fear and obedience from generation to generation.

By R.J. Rushdoony   The Institutes of Biblical Law   p. 15

Tuesday, May 22, 2012

Crítica del Ministerio Juvenil Moderno (English)

   Si somos la luz del mundo, no debemos modelarnos tras el mundo. Pero cuando simplemente nos vemos atrapados en la acción, la Ciudad sobre un Monte desaparece en sus alrededores. Los no creyentes deberían mirarnos y ver claramente que el Señor está con nosotros. En su lugar, ellos ven las normas comprometidas en el nombre de la relevancia. Esto es dolorosamente cierto en la manera en que criamos a nuestros hijos. La iglesia evangélica de hoy tiene que arrepentirse del pensamiento no bíblico sobre la juventud y la forma en que van a ser entrenados.
    Para dar marcha atrás al curso actual, primero debemos realinear el objetivo que tenemos en mente para nuestros hijos. ¿Cómo queremos que resulten? Sobre la base de nuestra fundación, la grandeza de nuestros hijos debe superar mucho más a la nuestra, y nuestros nietos deberían ser criados incluso mejor que nuestros hijos. Ellos deberían tener una comprensión más profunda de la Palabra de Dios, su cosmovisión cristiana debería ser más fuertemente refinada, y su temor de Dios debería ser más profundo que el nuestro. La norma bíblica es nada menos que "una descendencia para Dios" (Mal. 2:15): descendientes de los cuales no seremos avergonzados, flechas afiladas que se levantan y contienden con nuestros enemigos en la puerta (Sal. 127:5).
   S
egundo, debemos reformar nuestro punto de vista de los requisitos para _e incluso la legitimidad de_ un "pastor de jóvenes." El modelo normativo en la Escritura implora a los jóvenes a emular los valores de sus mayores. Ellos deben respetarlos, ser instruidos por ellos y seguir su ejemplo. Tito 2:3 encarga a las mujeres de edad "asimismo" a amonestar a las mujeres más jóvenes. El término conectivo "asimismo", recuerda el encargo a los hombres mayores en el versículo anterior. Por lo tanto, los hombres mayores en la iglesia tienen en primer lugar la responsabilidad de la formación de los jóvenes, las mujeres mayores siguen "asimismo" en sus pasos. Por tanto, debemos rechazar la idea terrible del modelo de pastor de jóvenes como un extrovertido recientemente graduado, quien se ve a sí mismo y actúa como un estudiante de secundaria. Si nuestros jóvenes no pueden "relacionarse a" los hombres mayores, entonces estamos viendo la evidencia de que los hombres mayores han dejado caer la bola años atrás.
   T
ercero y lo más importante, es fundamental que los padres reconozcan que deben asumir la plena responsabilidad de sus hijos. Cuando se perpetúa la inmadurez, la iglesia no es la principal culpable, ni es culpa del magistrado. Las Escrituras no pueden ser más claras: el cargo de la crianza de los hijos en todos los ámbitos se da principalmente a los padres (Deut. 6:7, Ef. 6:4, passim). El ministerio juvenil responsable en la iglesia, aunque tal vez difícil de ejecutar, es fácil de entender: se trata de la enseñanza y la exhortación a los padres a criar a sus hijos bíblicamente.

...¿Qué pasa con los hijos de los incrédulos que están involucrados en nuestro ministerio de jóvenes? Dios ha sido realmente clemente para bendecir a algunos ministerios juveniles modernos con jóvenes verdaderamente convertidos de los hogares impíos. Por esto nos regocijamos gustosamente. Desafortunadamente, algunos pastores de jóvenes protegen celosamente sus ministerios de la invasión de la familia, y la salvación de los hijos de los incrédulos, son las defensas que ofrecen. Aquellos quienes argumentan de esta manera necesitan un recuerdo, de que las normas utilitarias no se deben establecer por encima de la Escritura; los éxitos en el ministerio juvenil, no deben buscarse al compromiso de lo que Dios ha revelado. La bendición del pacto de los hijos piadosos es garantizada primero a los padres, no a los pastores de jóvenes (ver Pr. 22:6, Hechos 2:39). De este modo, los jóvenes que vienen a Cristo por medios distintos de los padres piadosos son casos excepcionales, no los normales. No obstante, estos casos excepcionales, sí existen, y damos gracias a Dios por ellos.
   
Ministrar a los hijos de los no creyentes no tiene que ser tan difícil como parece. Estos hijos deben ser atraídos a asociarse con familias cristianas en vez de ministerios juveniles cristianos. Invítalos a cenar cuando pueden participar como invitado en la adoración regular de la familia. Tráelos a la adoración del domingo después de obtener permiso de sus padres, y ora por más oportunidades para ministrar a toda la familia del invitado. Anima al hijo a buscar el consejo de sus padres no creyentes, incluso en asuntos espirituales. El debe escribir a sus padres cartas de respecto. El debe buscar maneras de honrarlos públicamente. He conocido a familias enteras venir a Cristo de esta manera cuando los hijos comienzan a honrar y someterse a sus padres y madres impíos como Dios los ha llamado (ver Ef. 6:1-3).

...En esta discusión debería ser evidente que no estamos abogando por la abolición del ministerio juvenil. Por el contrario, deseamos que el ministerio juvenil crezca y florezca _ a la manera en que Dios lo diseñó. Esto significa que el ministerio juvenil debe volver a la casa, donde pertenece.
   
Siempre debemos recordar que las familias piadosas son un regalo del Señor. Aparte de la obra del Espíritu Santo, ningún programa de la juventud o la estrategia para la paternidad llegará a nada.

"Herencia de Jehová son los hijos.... Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos" (Salmo 127:3,5).

Por Christopher Schlecht

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Critique of Modern Youth Ministry

   If we are the light of the world, we must not pattern ourselves after the world. But when  we merely get caught up in the action, the City on a Hill fades into its surroundings. Unbelievers should look at us and clearly see  that the Lord is with us. Instead, they see compromised standards in the name of relevance. This is painfully true in the way we raise our children. The evangelical church today must repent of unbiblical thinking about youth and how they are to be trained.
   To reverse our present course, we must first realign the objective we have in mind for our kids. How do we want them to turn out? Building on our foundation, our children's greatness should far outweigh our own, and our grandchildren should be raised even better than our children. They should have deeper understanding of God's word, their Christian worldview should be more sharply refined, and their fear of God should be more profound than ours. The biblical standard is nothing short of "godly offspring" (Mal. 2:15): descendants of whom we will not be ashamed, sharp arrows who rise up and contend with our enemies at the gate (Ps. 127:5).
   Second, we must reform our view of the qualifications for _ and even the legitimacy of _ a "youth minister." The normative pattern in Scripture implores young people to emulate the values of their elders. They must respect them, be instructed by them and follow their example. Titus 2:3 charges older women to "likewise" admonish younger women. The connective term "likewise" recalls the charge to older men in the previous verse. Thus, older men in the church bear the first responsibility for training youth; the older women follow "likewise" in their steps. We must therefore reject the appalling notion of the model youth minister as a recent graduated extrovert who looks and acts just like a high schooler himself. If our youth cannot "relate to" older men, then we are seeing evidence of older men having dropped the ball years ago.
   Third and most importantly, it is critical that parents recognize that they bear full responsibility for their children. When immaturity is perpetuated, the church is not the primary culprit, nor is it the magistrate's fault. the Scriptures couldn't be more clear: the charge for bringing up children in every area is given primarily to parents (Deut. 6:7, Eph. 6:4, passim). Responsible youth ministry in the church, though perhaps difficult to execute, is simple to understand: it involves teaching and exhorting parents to raise their children biblically.
...What about children of unbelievers who are involved in our youth ministry? God has indeed been gracious to bless some modern youth ministries with truly converted young people from ungodly households. For this we gladly rejoice. Unfortunately, some youth ministries jealously guard their ministries from invasion of family, and the salvation of children of unbelievers are the defense that they offer. Those who argue this way need a reminder that utilitarian standards must not be set above Scripture; successes in youth ministry must not be sought to the compromise of what God has revealed. The covenant blessing of godly children is guaranteed first to parents, not to youth ministers (cf. Pr. 22:6, Acts 2:39). Thus, young people who come to Christ by means other than godly parenting are exceptional cases, not normal ones. Nonetheless, these exceptional cases do exist, and we thank God for them.
   Ministering to children of unbelievers need not to be as difficult as it seems. These children should be drawn to associate with Christian families rather than Christian youth ministries. Invite them over to dinner when they can participate as a guest in the family's regular worship. Bring them to Sunday worship after obtaining their parents' permission, and pray for more opportunities to minister to the guest's entire family. Encourage the child to seek the counsel of his unbelieving parents even in spiritual matters. He should write his parents letters of respect. He should seek ways to honor them publicly. I have known entire households to come to Christ in this manner when faithful children begin to honor and submit to their ungodly fathers and mothers as God has called them to (cf. Eph. 6:1-3).
...In this discussion it should be evident that we are not advocating the abolition of youth ministry. To the contrary, we desire that youth ministry grow and flourish _ the way God designed it to. This means that youth ministry must return to the home where it belongs.
   We should always remember that godly families are a gift from the Lord. Apart from the work of the Holy Spirit, no youth program or strategy for fatherhood will amount to anything.
"Children are a heritage from the Lord....Happy is the man who has his quiver full of them" (Ps. 127:3,5).

By Christopher Schlect   

Thursday, May 17, 2012

La Ley y los Fariseos (English)

   Las iglesias "estrictas" que se enorgullecen de ser firmes bíblicamente, suelen ser las más anárquicas en su opinión de la Escritura. Dos ejemplos pueden ser citados.
   
Un pastor en una denominación que permite el divorcio por motivos de adulterio, declaró que se negaba siempre a realizar cualquier ceremonia de matrimonio en que una persona divorciada estaba involucrada. Cada congregación que había servido, había acordado con él en su postura. El divorcio, dijo, es un asunto sucio, y tiene que haber culpabilidad en ambas partes; se necesitan dos para una pelea, y yo no soy Dios, ¿cómo puedo juzgar? Detrás de esta aparente humildad, está el orgullo más arrogante. No se necesitan dos para una pelea: más de una persona inocente ha sido asaltada a lo largo de los años. El mal no necesita ninguna excusa para hacer la guerra al justo. Cuando le pregunté a este pastor si admitía que la Escritura permite el divorcio por adulterio, él estuvo de acuerdo en que lo hace. El punto, entonces, yo insistí, era que él estaba tratando de ser más santo que Dios y estaba manipulando con las Escrituras no menos que cualquier modernista. Él estaba privando al pueblo de Dios su justicia debida y la libertad que la palabra de Dios les concede.
   
En otro caso, una mujer joven, miembro de una iglesia reformada, fue abandonada por su marido, quien comenzó a vivir con otra mujer adúlteramente; esta otra mujer era una heredera cuyo dinero él tenía la intención de disfrutar. Él hizo esta declaración a mí y a su esposa. Esta relación pronto se rompió, sólo para ser seguida por otras uniones de este tipo en otro estado. La esposa, una mujer particularmente buena, había sido criada a considerar el divorcio como algo vergonzoso y sólo de mala gana consiguió el divorcio de su marido, desaparecido hace tiempo, quien había conseguido un divorcio mexicano y se volvió a casar. Cinco años más tarde, después de un traslado a otro vecindario en la misma ciudad (no muy grande), ella solicitó la membresía (por transferencia) a la iglesia cuyo pastor es G.


Pensé unirme a la congregación del Rev. G. y fui a conversar con él a fines de Enero. ¿Sabes lo que me dijo??? Dijo que el cónyuge que abandona lo hace "porque no está satisfecho". Expresé mi desacuerdo, y dijo que era "puro sentido común" verlo como tal. Cuando le pedí una explicación, él dijo que "un tercero tendría que decidir" la validez de tal deserción. Se habló más, pero me sentía tan podrida, sucia al dejarle; sentí que me estaba culpando por el pecado de mi ex esposo.

 Toda la historia era más o menos conocida por el pastor; él simplemente no tenía ganas de "involucrarse" con las personas divorciadas en su iglesia. Su propia naturaleza depravada fue claramente manifiesta en su razonamiento. Su idea de la motivación era radicalmente anticristiana. Las acciones de los hombres para un cristiano tienen sus raíces ya sea en el pecado o la gracia, no en el "fracaso" de alguien para "satisfacer", claramente no era cierto en este caso. El hecho simple es que la señora B., una mujer piadosa, había actuado en una forma totalmente cristiana a través del matrimonio y había crecido en la gracia y madurez intelectual a un grado considerable como resultado de sus experiencias. Para este fariseo reformado, su  evidente gracia cristiana (de ella), era demasiado inquietante para la superficie suave de su hipocresía (de él). Aún como una persona entre mil o dos, él no quería ser parte ya sea de su "problema" (el divorcio) o su gracia obvia.
   
Mientras tanto, este hombre y otros como él van a tolerar el adulterio (pero no el divorcio), siempre y cuando la apariencia de la santidad no es perturbada. De los tales es el reino de Satanás. 


Por R.J. Rushdoony
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The Law and the Pharisees

   "Strict" churches which pride themselves on being scripturally sound are often the most lawless in their view of the Scripture. Two examples can be cited.
   A minister in a denomination which permits divorce on the grounds of adultery stated that he refused always to perform any marriage ceremony where a divorced person was involves. Every congregation he had served had agreed with him in his stand. Divorce, he said, is a dirty business, and there has to be guilt on both sides; it takes two to make a fight, and I am not God, so how can I judge? Behind this seeming humility is the most arrogant pride. It does not take two to make a fight: more than one innocent person has been assaulted over the years. The evil need no excuse to wage war on the righteous. When I asked this minister if he admitted that Scripture permits divorce for adultery, he agreed that it does. The point then, I insisted, was that he was trying to be more holy than God and was tampering with Scripture no less than any modernist. He was depriving God's people their due justice and the freedom God's word grants them.
   In another case, a young woman, member of a Reformed church, was deserted by her husband, who began to live adulterously with another woman; this other woman was an heiress whose money he intended to enjoy. He made this statement to me and to his wife. This relationship soon broke up, only to be followed by other such unions in another state. The wife, a particularly fine woman, had been reared to regard divorce as shameful and only reluctantly secured a divorce from her long-gone husband, who had secured a Mexican divorce and remarried. Five years later, after a move into another neighborhood in the same city (none too large), she applied for membership (by transfer) to the church whose pastor is G.

I thought to join Rev. G.'s congregation and went for a talk with him late in January. Do you know what he said to me??? He said that a spouse who leaves does so "because he is not satisfied." I expressed disagreement, and he said it was "plain horse-sense" to see it as such. When I asked for an explanation he said that "a third party would have to decide" the validity of such desertion. There was more said, but I felt so rotten-dirty upon leaving him; I felt he was blaming me for my ex-husband's sin.

The entire story was more or less known to the minister; he simply had no desire to "get involved" with divorced people in his church. His own reprobate nature was clearly manifest in his reasoning. His idea of motivation was radically anti-Christian. The actions of men for a Christian have their roots in either sin or grace, not in the "failure" of someone to "satisfy," clearly not true in this case. The plain fact is that Mrs. B., a godly woman, had acted in a thoroughly Christian manner throughout the marriage and had grown in grace and intellectual maturity to a considerable degree as a result of her experiences. For this Reformed Pharisee, her obvious Christian grace was too disquieting to the smooth surface of his hypocrisy. Even as one person among a thousand or two, he wanted no part of either her "problem" (divorce) or her obvious grace.
   Meanwhile, this man and others like him will tolerate adultery (but not divorce) as long as the appearance of holiness is not disturbed. Of such as is the kingdom of Satan.

By R.J. Rushdoony

Saturday, May 12, 2012

ORACIÓN POR LA SALVACIÓN DEL AMIGO (English)

 Amoroso Padre Celestial, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo te traigo ante ti a _______. Te doy gracias Padre celestial, que Tú tienes el control soberano sobre (nombre). Te doy gracias por las cualidades de _________ y _________ que veo quehas puesto en este hombre / mujer.
    En el nombre del Señor Jesucristo y como sacerdote de Dios, invoco la suficiencia de la sangre de Cristo para cumplir la pena completa que sus pecados merecen. Reclamo la devolución del terreno de su vida que le ha dado a Satanás al creer el engaño del enemigo. En el nombre del Señor Jesucristo resisto a toda la actividad de Satanás para mantener a ______ en la ceguera y la oscuridad.
    Ejerciendo mi autoridad a través de mi unión con el Señor Jesucristo. Derribo las fortalezas que el reino de las tinieblas ha formado contra _______. Destruyo todos aquellos planes formados en contra de la mente de ______ , voluntad, emociones y su cuerpo. Invito al Espíritu Santo de Dios para traer la plenitud de Su poder para convencer, para llevar al arrepentimiento, y para conducir a _______ a la fe en el Señor Jesucristo como su Salvador. Te pido, Padre celestial, atraer a _______ a Ti mismo.
    Creyendo que Tu Espíritu Santo me está guiando. Reclamo a (nombre completo) para Ti en el nombre del Señor Jesucristo. En el gran nombre de Jesús, gozosamente presento esta oración delante de Ti. Amén.


Por Mark I. Bubeck  Oraciones de Lucha Espiritual

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PRAYER FOR SALVATION OF FRIEND

   Loving heavenly Father, in the name of our Lord Jesus Christ I bring before You _____ .I thank You heavenly Father, that You have sovereign control over (first name). I thank You for the qualities of _________and __________ that I see that You have placed in this man/woman.
   In the name of the Lord Jesus Christ and as a priest of God, I plead the sufficiency of the blood of Christ to meet the full penalty his sins deserve. I claim back the ground of his life that he has given to Satan by believing the enemy's deception. In the name of the Lord Jesus Christ I resist all of Satan's activity to hold ______ in blindness and darkness.
   Exercising my authority through my union with the Lord Jesus Christ. I pull down the strongholds which the kingdom of darkness has formed against _______. I smash all those plans formed against ______'s mind, will, emotions, and his/her body. I invite the Holy Spirit of God to bring the fullness of His power to convict, to bring to repentance, and to lead _______ into faith in the Lord Jesus Christ as his/her Savior. I ask you, heavenly Father, to draw _______ to Yourself.
   Believing that Your Holy Spirit is leading me. I claim (full name) for You in the name of the Lord Jesus Christ. In Jesus' great name I joyfully lay this prayer before You. Amen.

By Mark I. Bubeck    Spiritual Warfare Prayers

Wednesday, May 9, 2012

LA DEFINICION DE HOMBRE (English)

  Uno de los problemas de nuestros tiempos es la  incompetencia y fracaso de los hombres a ser verdaderamente hombres ante Dios. Las imágenes populares de la masculinidad son caricaturas, y la idea de "macho" ridícula y absurda.
   
Porque Dios creó al hombre, sólo Dios puede definir a un hombre. Las definiciones humanistas son, pues, perversiones que deforman a todos los que viven por ellas.
   
Según la Biblia, "el hombre" fue creado por Dios a su imagen, y "varón y hembra los creó" (Gn. 1:27). Esto nos dice dos cosas: primero, la palabra "hombre" aquí es inclusiva del varón y la mujer, de modo que, a pesar de la diferencia en el momento de su creación, el varón y la mujer son semejantes entendidos como "hombre" y como una unidad en el propósito de Dios. Segundo, aunque hay diferencias, ambos el varón y la mujer son creados a imagen de Dios. El Catecismo Menor nos dice: "Dios creó al hombre, varón y hembra, según su propia imagen, en conocimiento, justicia y santidad, con dominio sobre las criaturas" (Gn. 1:27-28; Col. 3:10; Ef. 4:24). El Catecismo Mayor (n. 20) nos dice también que la providencia de Dios hacia el hombre incluye la responsabilidad, el matrimonio, la comunión con Él mismo, el Día de Reposo, y el pacto de vida con su condición de "obediencia perpetua." Así, el hombre es definido por Dios en términos de y en relación a El mismo.
   
Para los hombres buscar una autodefinición es un pecado, y para que los hombres definan a las mujeres en términos de ellos mismos, combinan el pecado. En Efesios 5:21-33, tenemos un texto muy abusado con respecto al varón y la mujer. Es importante notar que el mandamiento de amar es dado al hombre con respecto a su esposa, no a la esposa con respecto a su esposo. A los esposos se les ordena amar a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y se entregó a Sí mismo por ella. Así como Cristo es la cabeza de la iglesia para proteger y cuidar de ella, así también debe ser el marido. Su autoridad no es un hecho "gentil", uno de terner señorío sobre su esposa. La orden general para el varón y la mujer, para todos los cristianos en sus relaciones es este "Someteos unos a otros en el temor de Dios." Hay por tanto una jerarquía de autoridades, en primer lugar Dios, y luego la comunidad. En sus relaciones humanas, ellos han de ser "miembros los unos de los otros" (Ef. 4:25), y, debido a esto, someter su voluntad al bien común en Cristo.
   
Estamos llamados y obligados a servir a Dios incondicionalmente. No podemos, sin embargo, servir a un hombre así, porque tal obediencia sería una forma de idolatría. La Escritura presenta a Sara, como el modelo para las esposas (1 Pedro 3:6), y, ciertamente, Sara habló claramente y francamente a Abraham (Gn. 21:9-10), pero Dios, por lo menos en una ocasión le dijo a Abraham "en todo lo que te dijere Sara, oye su voz,"
(Gn. 21:12). Para una mujer permanecer en silencio y obediente al mal es un pecado, es moralmente incorrecto, y la hace cómplice de la maldad. 
   Lamentablemente, tenemos demasiadas personas que promueven la idea de una obediencia incondicional y servil de las esposas a sus maridos; esto es promover la idolatría en el nombre de la fidelidad. Algunas esposas son culpables de una súper obediencia como parte de una piedad falsa, ellas esperan que Dios las bendiga y les dé milagros si ellas se hacen alfombrillas de sí mismas. Dios creó a la mujer para ser la ayuda idónea del hombre en el mandato de dominio (Gn. 2:18), no para ser su esclava, alfombrilla, o sirvienta idólatra. Además, el llamado del hombre, el varón y la mujer, es ser responsable y rendir cuentas, supremamente a Dios, pero también el uno al otro. Nuestro Señor dice: "Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará: y al que mucho se le haya confiado, mas se le pedirá" (Lucas 12:48). Esto significa que tanto el varón como la mujer, aunque especialmente los varones, tienen responsabilidades muy grandes y una rendición de cuentas del uno al otro: ellos no son suyos: ellos pertenecen a Cristo (1 Cor 6:19-20), y, después de eso, uno al otro, de modo que el consentimiento mutuo es la premisa en todas las cosas, incluyendo la abstinencia sexual o la actividad (1 Cor. 7:5).
   
Esta premisa, que no somos nuestros (1 Cor. 6:19) está así aplicada a todas las relaciones humanas, y especialmente al matrimonio. El varón y la mujer son responsables el uno al otro en el matrimonio, por lo tanto la autoridad en el nivel humano implica "Someteos unos a otros en el temor de Dios" (Ef. 5:21). Cuanto mayor es la responsabilidad, mayor es la rendición de cuentas, y mayor el ámbito de la rendición de cuentas. La rendición de cuentas de un senador es grande, pero no es igual a la de un presidente. La responsabilidad del marido es mayor que la de la esposa.

... Hasta que los hombres se definan en términos del Señor, Su reino, la ley y la justicia, nuestros problemas de la sociedad no harán sino aumentar. El hombre no tiene derecho a definirse a sí mismo. Dios hizo eso en el día de la creación.

Por R. J. Rushdoony

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THE DEFINITION OF MAN

   One of the problems of our time is the inadequacy and failure of men to be truly men under God. The popular images of masculinity are caricatures, and the "macho" idea ludicrous and absurd.
   Because God created man, only God can define a man. The humanistic definitions are thus perversions which warp all who live by them.
   According to the Bible, "man" was created by God in his image, and "male and female created He them" (Gen. 1:27). This tells us two things: first, the word "man" here is inclusive of male and female, so that, despite the difference in the time of their creation, male and female are alike comprehended as "man" and as a unity in god's purpose. Second, although there are differences, both male and female are created in God's image. The Shorter Catechism tells us, "God created man male and female, after His own image, in knowledge, righteousness, and holiness, with dominion over the creatures" (Gen. 1:27-28; Col. 3:10; Eph. 4:24). The Larger Catechism (no. 20) tells us also that the providence of God toward man includes responsibility, marriage, communion with Himself, the Sabbath, and the covenant of life with its requirement of "perpetual obedience." Thus, man is defined by God in terms of and in relation to Himself.
   For men to seek self-definition is a sin, and for men to define women in terms of themselves compounds the sin. In Ephesians 5:21-33, we have a much abused text concerning male and female. It is important to note that the command to love is given to the man concerning his wife, not to the wife concerning her husband. Husbands are commanded to love their wives as Christ loved the church and give Himself for it. Even as Christ is the head of the church to protect and care for it, so too must the husband be. His headship is not a "gentile" fact, one of lording it over his wife. The general command to male and female, to all Christians in their relationships is this "submitting yourselves one to another in the fear of God." There is for both a hierarchy of authorities, first of all God, and then the community. In their human relationships, they are to be "members one of another" (Eph. 4:25), and, because of this, submit their will to the common good in Christ.
   We are called and required to serve God unquestioningly. We cannot, however, serve any man so, for such an obedience would be a form of idolatry. Scripture presents Sarah as the model for wives (1 Peter 3:6), and certainly Sarah spoke plainly and bluntly to Abraham (Gen. 21:9-10), but God on at least one occasion told Abraham "in all that Sarah hath said unto thee, hearken unto her voice" (Gen. 21:12). For a woman to be silent and obedient to evil is a sin; it is morally wrong, and it makes her an accessory to the evil.
   Unhappily, we have too many people promoting the idea of an unquestioning and servile obedience by wives to their husbands; this is to promote idolatry in the name of faithfulness. Some wives are guilty of a super-obedience as a part of a false piety; they expect God to bless them and give them miracles if they make doormats of themselves. God created the woman to be man's help-meet in the dominion mandate (Gen. 2:18), not to be his slave, doormat, or idolatrous servitor.
   Moreover, the calling of man, man and female, is to be responsible and accountable, supremely to God, but also to one another. Our Lord says, "For unto whomsoever much is given, of him shall be much required: and to whom men have committed much, of him they will ask the more" (Luke 12:48). This means that both male and female, although especially males, have very great responsibilities and an accountability one to another: they are not their own: they belong to Christ (I Cor. 6:19-20), and, after that, to one another, so that mutual consent is the premise in all things, including sexual abstinence or activity (I Cor. 7:5).
   This premise, that we are not our own (I Cor. 6:19), is thus applied to all human relations, and especially to marriage. Male and female are accountable one to another in marriage; headship thus on the human level involves "submitting yourselves one to another in the fear of God" (Eph. 5:21). The greater the responsibility the greater the accountability, and the greater the realm of accountability. The accountability of a senator is great, but not equal to that of a president. The accountability of the husband is greater than that of the wife.
...Until men define themselves in terms of the Lord, His kingdom, law and justice, our society troubles will only increase. Man has no right to define himself. God did that on the day of creation.

By R. J. Rushdoony

Wednesday, May 2, 2012

Seducción (English)

   Recientemente, dos casos similares fueron traídos a mi atención, uno por teléfono, por el padre de una chica, y el otro a través de un tercero que le pidieron mi consulta. En el primer caso, una muchacha estaba embarazada, y el joven responsable de esto, que estaba ansioso por casarse con ella, era un protestante de fe tal vez cuestionable. La chica era una ferviente calvinista Presbiteriana. El muchacho asistió, durante un período en los años anteriores, a grupos de jóvenes en dos o tres iglesias, de modernista a calvinista, tan interesado en "encontrar a una chica" que cualquier cosa. ¿Era este un matrimonio mixto, y el pastor debería negarse a realizar la ceremonia? El joven podía responder a algunas preguntas teológicas de manera inteligente, pero él afirmó que él creía y era un cristiano. ¿Qué debe hacerse? El pastor estaba inclinado a negarse a realizar el servicio del matrimonio.

   
En el segundo caso, la chica, también embarazada, venía de un hogar bautista, evangélico arminiano en teología, el joven era católico, muy vago acerca de la doctrina, pero profesaba creer las doctrinas básicas. El estaba muy ansioso por casarse con la chica. En este caso, el pastor se negó, después de una cierta indecisión.


   
En ninguno ejemplo, hubo alguna participación sexual previa, por la muchacha o el joven. En ambos casos, los muchachos aún estaban siendo claramente culpables de seducción.


   
Lo más significativo, mientras que en ambos casos, los pastores estaban tratando de ser estrictamente bíblicos en sus decisiones, en ningún caso ellos permitieron que su decisión sea gobernada por los deseos de los padres de la chica. La ley correspondiente (Ex. 22:16-17) pone claramente la decisión, no en las manos del clero, sino en las manos del padre. En ambos casos, los padres querían el matrimonio, un poco a regañadientes, pero aún así muy claramente. Ambos padres sentían que podían haber tenido un mejor yerno, pero, a pesar de eso, el muchacho estaba "bien" y tenía algunos elementos de habilidad y carácter. Ambos padres eran cristianos fuertes y habían tenido cargo de la iglesia. Pero en ningún caso el pastor sintió que los deseos del padre iban a ser considerados, ¡a pesar de la simple lectura de la Escritura!


   
Nada ilustra más claramente el hecho de que la iglesia, como el estado, están socavando la autoridad de la familia. Ambos pastores fueron negligentes y estaban en violación de la ley bíblica. Ambos pastores vieron los pecados de la joven pareja ante ellos, y no de su propia partida e indiferencia de la Palabra de Dios. Ambos actuaron como si la autoridad paterna no era nada ante la autoridad y jurisdicción de la iglesia. Me enteré posteriormente que ambos pastores estaban familiarizados con Éxodo 22:16-17, ¡pero el hecho de la autoridad paterna no se había registrado aún con ellos!


Por R.J. Rushdoony  Ley y Sociedad pág.704

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Seduction

   Recently, two similar cases were brought to my attention, one by telephone, by a girl's father, the other through a third party who was asked to consult me. In the first instance, a girl was pregnant, and the young man responsible for it, who was anxious to marry her, was a Protestant of perhaps questionable faith. The girl was an earnest Calvinistic Presbyterian. The boy attended, over a period in the previous few years, youth groups in two or three churches, from modernistic to Calvinist, as much interested in "finding a girl" as anything. Was this a mixed marriage, and should the pastor refuse to perform the ceremony? The young man could answer few theological questions intelligently, but he claimed that he believed and was a Christian. What should be done? The pastor was inclined to refuse to perform the marriage service.
   In the second instance, the girl, also pregnant, came from a Baptist home, evangelical Arminian in theology; the young man was Catholic, very vague about doctrine but professing to believe the basic doctrines. He was very anxious to marry the girl. In this case, the pastor refused, after some indecision.
   In neither example was there any previous sexual involvement by either girl or young man. In both cases, the young men were still clearly guilty of seduction.
   Most significant, while in both instances the pastors were trying to be strictly Biblical in their decisions, in neither case did they allow their decision to be governed by the wishes of the girl's fathers. The relevant law (Ex. 22:16-17) plainly places the decision, not in the hands of the clergy, but in the father's hands. In both cases, the fathers wanted marriage, somewhat reluctantly, but still very clearly so. Both fathers felt that they could have had better son-in-law, but, in spite of that, the boy was "all right" and had some elements of ability and character. Both fathers were strong Christians and had held church office. But in neither case did the pastor feel the father's wishes were to be considered, despite the plain reading of Scripture!
   Nothing illustrates more clearly the fact that the church, like the state, is undermining the authority of the family. Both pastors were derelict and in violation of biblical law. Both pastors saw the sins of the young couple before them, and not their own departure from and disregard of the Word of God. Both acted as though parental authority were nothing before the authority and jurisdiction of the church. I found subsequently that both pastors were familiar with Exodus 22:16-17, but the fact of paternal authority had not even registered with them!

By R.J. Rushdoony  Law and Society p.704