"Hace cuarenta años, como misionero en una reservación indígena aislada, me impresionó rápidamente dos cosas. Primero, los indios tenían un alto grado de inteligencia y habilidad; en aptitudes, tenían un potencial superior. Segundo, en rendimiento, eran inferiores, y, de hecho, en el nivel inferior económicamente en los EE.UU., y también situados muy bajos en otras áreas.
Me di cuenta también de que nunca oí un bebé indio o niño llorar. Cualquier signo de infelicidad que el bebé hacía, conducía a la gratificación inmediata. Al hablar con los misioneros de una variedad de campos extranjeros, entre los llamados primitivos, un patrón similar se presentó en esos lugares también, me dijeron.
Me di cuenta pronto de que la fe bíblica crea un modelo radicalmente diferente de la vida. Primero, nuestra vida entonces debe estar centrada en Dios: 'el fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de él para siempre', como el Catecismo Menor declara. Esto milita en contra de la auto-satisfacción. Segundo, afirmar que el ajuste de cuentas final y completo para todos los hombres está más allá del tiempo y la historia en el cielo y el infierno, es declarar que nuestra hambre por la rectitud o la justicia, así como por la bendición y las recompensas, no pueden tener su plenitud en este mundo. Va a tener, sin embargo, un cumplimiento perfecto finalmente. Este aplazamiento de la satisfacción impone una disciplina sobre todos nosotros. También crea un marco de referencia distinto para la crianza de los hijos.
Lo que una vez marcó las culturas llamadas primitivas, ahora marca el mundo occidental. Hemos visto a la sociedad centrada en el niño, crear una generación de estudiantes en rebelión, exigiendo la satisfacción inmediata en la política, la economía, el sexo y en las drogas. Ese temperamento también ha creado una sociedad que aborta: ningún problema o inconveniente ahora, sólo la muerte súbita para el niño no nacido perjudicial.
En una generación que lujuria por la satisfacción inmediata, no hay soluciones a los problemas, solamente ejecuciones. La demanda por la satisfacción ahora, niega la validez del tiempo y el crecimiento, y por lo tanto de la historia. Se enfrenta con los problemas mediante la revolución, por los asesinatos en masa de todos aquellos a quienes se culpa de los problemas. La doctrina del cielo y el infierno, afirma la realidad de la historia y el desarrollo.
La lujuria por la satisfacción instantánea es un niño de Rousseau y un padre a la revolución. Es en última instancia, una acusación de Dios para exigir al hombre a sufrir y a crecer. Hace más de dos siglos, Thomas Boston, en La Naturaleza Humana en su Estado Cuádruple, llamó la atención sobre la absurda creencia de algunos, que ellos podrían 'saltar de las rodillas de Dalila al regazo de Abraham.' La premisa detrás de esto, que él sostuvo, era 'un refugio a la maldad del corazón y la vida.'
La única realización real de la lujuria para la satisfacción instantánea, es en el suicidio personal y social, ya que en su esencia es pecado de principio a fin."
Por R. J. Rushdoony
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THE LUST FOR INSTANT GRATIFICATION
"Forty years ago, as a missionary on an isolated Indian Reservation, I was quickly impressed by two things. First, the Indians had a high order of intelligence and ability; in aptitudes, they had a superior potential. Second, in performance, they were inferior, and ,in fact, at the bottom level economically in the U.S., and also in other areas ranked very low.
I noticed too that I never heard a crying Indian baby or child. Whatever sign the baby made of unhappiness led to immediate gratification. In talking with missionaries from a variety of foreign fields, among so-called primitives, a like pattern was presented in these places also, I was told.
I recognized soon that Biblical faith creates a radically different pattern of life. First, our lives must then be God-centered: 'Man's chief end is to glorify God, and to enjoy Him for ever,' as the Shorter Catechism declares. This militates against self-gratification. Second, to affirm that the final and full reckoning for all men is beyond time and history in heaven and hell is to declare that our hunger for righteousness or justice, as well as for blessing and rewards, can never have its fullness in this world. It will, however, finally have perfect fulfillment. This postponement of gratification imposes a discipline upon all of us. It also creates a different frame of reference for child-rearing.
What once marked the so-called primitive cultures now marks the Western World. We have seen the child-center society create a student generation in revolt, demanding instant gratification in politics, economics, sex, and in drugs. That temper has also created an aborting society: no problems or inconvenience now, only sudden death for the disruptive unborn child.
In a generation which lusts for instant gratification, there are no solutions to problems, only executions. The demand for gratification now denies the validity of time and growth, and therefore of history. It copes with problems by revolution, by the mass murders of all whom it blames for the problems. The doctrine of heaven and hell affirms the reality of history and development.
The lust for instant gratification is a child of Rousseau and a father to revolution. It is ultimately an indictment of God for requiring man to suffer and to grow. More than two centuries ago, Thomas Boston, in Human Nature in its Fourfold State, called attention to the foolish belief of some that they could 'leap out of Delilah's lap into Abraham bosom.' The premise behind this, he held, was 'a shelter to wickedness of heart and life.'
The only real fulfillment of the lust for instant gratification is in personal and social suicide, because it is in its essence sin from start to finish."
By R.J.Rushdoony
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