Monday, March 11, 2013

El Matrimonio y el Hombre (English)

   Al hombre sólo se le puede comprender en términos de Dios y Su propósito soberano en la creación del hombre. De acuerdo con Génesis 1:26-28, el hombre fue creado para ejercer dominio sobre la tierra y subyugarla, y el mandato de "fructíficad y multiplicaos" era un aspecto del llamado a ejercer el dominio sobre la tierra. El hombre por lo tanto, ha de ser comprendido en términos del reino de Dios y la vocación del hombre en esto para manifestar el orden-ley de Dios en una tierra desarrollada y subyugada.
   
El hombre es, pues, primordial y esencialmente una criatura religiosa que es realmente comprendida sólo con referencia a su Creador y su destino ordenado bajo Dios. El destino del hombre, para traer todas las cosas bajo el dominio de la palabra-ley de Dios, confrontó al hombre desde el principio de su creación. Subyugar la tierra y ejercer dominio sobre ella, como fue asignada la tarea a Adán en el Edén, tenía dos aspectos. Primero, el aspecto práctico: al hombre se le requirió cuidar del huerto de Edén (Gn. 2:15). El hombre urbano tiende a olvidar que los árboles frutales, verduras y plantas requieren trabajo y cuidado, incluso en el mundo perfecto del Edén. A Adán se le dio la responsabilidad de vestir o cultivar el huerto y el mantenimiento o la responsabilidad del mismo. Segundo, el aspecto cognitivo: el hombre debía nombrar a las criaturas. Los nombres en el Antiguo Testamento son las descripciones y clasificaciones, de modo que para nombrar algo significaba entender y clasificarlo. Por el trabajo y el conocimiento, el hombre fue llamado a subyugar la tierra, desarrollar sus potencialidades, aumentar y multiplicar con el fin de extender su dominio geograficamente así como en el conocimiento.
   
Esta entonces fue la vocación santa del hombre ante Dios, el trabajo y el conocimiento hacia el propósito de someter la tierra y ejercer dominio sobre ella. Por lo tanto, cualquier vocación por la cual el hombre extiende su dominio, bajo Dios, para el propósito de Dios, y sin el abuso o el desprecio por la tierra que Dios ha ordenado ser dominio del hombre bajo Él, es una vocación santa. La opinión común en todas las ramas de la cristiandad, que una vocación cristiana significa entrar en las filas de los clérigos no podía estar más equivocada. Tal actitud conduce a la suplantación del Reino de Dios por la iglesia, al clericalismo como el propósito de Dios en la creación.
   
Por lo tanto, el hombre fue creado, no como un niño, de modo que él no pueda ser comprendido con referencia ni a un pasado primitivo o a su infancia, sino en términos de la responsabilidad madura y el trabajo. El hombre se realiza en términos del trabajo bajo Dios, y por tanto la destrucción radical para el hombre del trabajo sin sentido o frustrante, o de un orden social que penaliza al hombre trabajador en la realización de los frutos de sus labores. Del mismo modo, el hombre se realiza a sí mismo como él amplía las fronteras de sus conocimientos y aprende más sobre la naturaleza de las cosas y su utilidad también. Los hombres encuentran una exaltación de una tarea bien hecha, y el conocimiento ganado, porque en y a través del trabajo y el conocimiento su dominio bajo Dios es extendido.
   
La tierra por lo tanto fue creada para ser el reino de Dios, y el hombre fue creado a imagen de Dios para ser el vicegerente de Dios sobre ese reino bajo Dios. La imagen de Dios implica el conocimiento (Col. 3:10), la justicia y la santidad (Ef. 4:24), y el dominio sobre la tierra y sus criaturas (Gn. 1:28). Así, mientras que Adán fue formado del polvo, o la capa superficial del suelo, la tierra roja, él fue ordenado todavía a una naturaleza y un destino glorioso bajo Dios.
  
Al hombre se le requirió conocerse a sí mismo en primer lugar, en términos de su vocación antes de que le fuera dado una ayuda idónea, Eva. Por lo tanto, no fue hasta que Adán, por un período indefinido, pero aparentemente extenso de tiempo, había trabajado en su vocación, cuidado el huerto y llegado a conocer a las criaturas de la misma, que se le dio una esposa. Se nos dice específicamente que Adán nombró o clasificó a todos los animales, una tarea considerable, antes de la creación de Eva. Por muy general y limitada que esta clasificación fue, todavía fue un entendimiento preciso y general de la vida animal. El Adán del Edén era así un hombre muy trabajador en un mundo donde la maldición del pecado aún no había infectado al hombre y su trabajo.


Por Rousas John Rushdoony Extracto tomado de Los Institutos de la Ley Bíblica p. 341

http://chalcedon.edu/research/books/la-institucion-de-la-ley-biblica-tomo-1/
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Marriage and Man

   Man can be understood only in terms of God and His sovereign purpose in man's creation. According to Genesis 1:26-28, man was created to exercise dominion over the earth and to subdue it, and the command to "be fruitful, and multiply" was an aspect of the call to exercise dominion over the earth. Man therefore is to be understood in terms of God's kingdom and man's calling therein to manifest God's law-order in a developed and subdued earth.
   Man is thus primarily and essentially a religious creature who is truly understood only by reference to his Creator and his ordained destiny under God. Man's destiny, to bring all things under the dominion of God's law-word, confronted man from the beginning of his creation. To subdue the earth and exercise dominion over it, as the task was assigned to Adam in Eden, had two aspects. First, the practical aspect: man was required to take care of the Garden of Eden (Gen. 2:15). Urban man tends to forget that fruit trees, vegetables, and plants require work and care, even in the perfect world of Eden. Adam was given the responsibility of dressing or tilling the garden and keeping or taking charge of it. Second, the cognitive aspect: man was require to name the creatures. Names in the Old Testament are descriptions and classifications, so that to name anything meant to understand and classify it. By work and knowledge man was called to subdue the earth, develop its potentialities, increase and multiply in order to extend his dominion geographically as well as in knowledge.
   This then was man's holy calling under God, work and knowledge toward the purpose of subduing the earth and exercising dominion over it. Thus, any vocation whereby man extends his dominion, under God, to God's purpose, and without abuse of or contempt for the earth God has ordained to be man's domain under Him, is a holy calling. The common opinion in every branch of Christendom that a Christian calling means entrance into the ranks of the clergy could not be more wrong. Such an attitude leads to the supplanting of the Kingdom of God by the church, to ecclesiasticism as God's purpose in creation.
   Thus, man was created, not as a child, so that he cannot be understood with reference either to a primitive past or to his childhood, but in terms of mature responsibility and work. Man realizes himself in terms of work under God, and hence the radical destructiveness to man of meaningless or frustrating work, or of a social order which penalizes the working man in the realization of the fruits of his labors. Similarly, man realizes himself as he extends the frontiers of his knowledge and learns more of the nature of things and their utility as well. Men find an exaltation in a task well done, and in knowledge gained, because in and through work and knowledge their dominion under God is extended.
   The earth thus was created to be God's kingdom, and man was created in God's image to be God's vicegerent over that realm under God. The image of God involves knowledge (Col. 3:10), righteousness, and holiness (Eph. 4:24), and dominion over the earth and its creatures (Gen. 1:28). Thus, while Adam was shaped out of dust, or the topsoil, the red earth, he was still ordained to a glorious nature and destiny under God.
   Man was required to know himself first of all in terms of his calling before he was given a help-meet, Eve. Thus, not until Adam, for an undefined but apparently extensive length of time, had worked at his calling, cared for the garden and come to know the creatures thereof, was he given a wife. We are specifically told that Adam named or classified all the animals, a considerable task, prior to the creation of Eve. However general and limited this classification was, it was still an accurate and over-all understanding of animal life. The Adam of Eden was thus a hard-working man in a world where the curse of sin had not yet infected man and his work.

By Rousas John Rushdoony Excerpt taken from The Institutes of Biblical Law p. 341
http://chalcedon.edu/      

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