PADRE CELESTIAL,
Me has conducido cantando a la cruz
donde echo abajo todas mis cargas y las veo desaparecer,
donde mis montañas de culpa son niveladas a una llanura,
donde mis pecados desaparecen, a pesar de que son los más grandes que existen,
y son más numerosos que los granos de la arena fina;
Porque hay poder en la sangre del Calvario
para destruir pecados más que se puede contar
incluso por uno del coro del cielo.
Tú me has dado un manantial junto a la ladera
que lava limpio y blanco,
y voy como un pecador a sus aguas,
baños sin obstáculo en sus arroyos de cristal.
En la cruz hay perdón gratuito para los pobres y los humildes,
y bendiciones abundantes que duran para siempre;
La sangre del Cordero es como un gran río de gracia infinita
nunca con ninguna disminución de su plenitud
como los sedientos sin número beben de la misma.
Oh Señor, por siempre vivirá tu perdón gratuito
que fue ganado en el monte de la sangre;
En medio de un mundo de dolor
es un tema de alabanza en todo lugar
una canción en la tierra, un himno en el cielo,
su amor y virtud no conocen el fin.
Tengo un anhelo por el mundo de arriba
donde multitudes cantan la gran canción,
porque mi alma nunca fue creada para amar el polvo de la tierra.
Aunque aquí mi estado espiritual es frágil y pobre,
Yo seguiré cantando el himno del Calvario.
Que yo siempre sepa
que un corazón limpio lleno de bondad
es más bello que el lirio,
que sólo un corazón limpio puede cantar de noche y de día,
que tal corazón es mío cuando yo permanezco en el Calvario.
Por Arthur Bennett Extracto tomado de El Valle de la Visión p. 173
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CALVARY'S ANTHEM
HEAVENLY FATHER,
Thou hast led me singing to the cross
where I fling down all my burdens and see them vanish,
where my mountains of guilt are levelled to a plain,
where my sins disappear, though they are the greatest that exist,
and are more in number than the grains of fine sand;
For there is power in the blood of Calvary
to destroy sins more than can be counted
even by one from the choir of heaven.
Thou hast given me a hill-side spring
that washes clear and white,
and I go as a sinner to its waters,
bathing without hindrance in its crystal streams.
At the cross there is free forgiveness for poor and meek ones,
and ample blessings that last for ever;
The blood of the Lamb is like a great river of infinite grace
with never any diminishing of its fullness
as thirsty ones without number drink of it.
Oh Lord, for ever will thy free forgiveness live
that was gained on the mount of blood;
In the midst of a world of pain
it is a subject for praise in every place
a song on earth, an anthem in heaven,
its love and virtue knowing no end.
I have a longing for the world above
where multitudes sing the great song,
for my soul was never created to love the dust of earth.
Though here my spiritual state is frail and poor,
I shall go on singing Calvary's anthem.
May I always know
that a clean heart full of goodness
is more beautiful than the lily,
that only a clean heart can sing by night and by day,
that such a heart is mine when I abide at Calvary.
By Arthur Bennett Excerpt taken from The Valley of Vision p. 173
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