Friday, August 31, 2012

Cómo los Niños Recibirán Nuestra Fe (English)


El método normativo prescrito de Dios, para el discipulado de los niños es a través de sus propios padres. El principio bíblico en relación a la formación de los niños está muy bien resumido en Deuteronomio 6:7-9, aquí reafirmado en su totalidad.

            


             "Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
               
corazón, y las repetirás a tus hijos, y
               
hablarás de ellas estando en tu casa, andando 

               por el camino, al acostarte, y cuando te levantes. 
               Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como
               
frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes
              
de tu casa y en tus puertas."


 Es instructivo, en primer lugar, tener en cuenta que esta orden viene directamente sobre los talones de la Shema: "Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas."Inmediatamente siguiendo este_el más grande mandamiento de todos_viene la aplicación preeminente de ese amor: "Enseña Mis palabras diligentemente a tus hijos." Un modelo similar se encuentra en Juan 21:15. Aquí Jesús pregunta a Pedro: "¿Me amas?" Pedro responde enfáticamente por la afirmativa, "Por supuesto que te amo." Jesús inmediatamente le da una forma objetiva de aplicar ese amor: "Apacienta mis corderos." La prueba por excelencia de cualquier amor que tienes por tu Salvador, por tu Dios, se encontrará en tu deseo y el esfuerzo empleado en la alimentación de los corderos que Él te ha confiado.

Otros principios diversos se pueden extraer del pasaje de Deuteronomio 6:7-9. Primero, la enseñanza debe ser minuciosa. Según el versículo dos, es el interés del Señor de que el mensaje de la revelación de Dios, todos los aspectos de la cosmovisión bíblica, sean transmitidos a nuestros hijos y nietos para que ellos puedan "guardar todos los mandamientos, todos los días de sus vidas."


Además, esta enseñanza debe ser diaria, diligente y consistente. La palabra hebrea "shinantam" se toma de la palabra que es usada para afilar una espada. La única manera de que habrá una transferencia exitosa de la Palabra de Dios de una generación a la siguiente, es por la enseñanza habitual, constante y repetida de esa Palabra. La oposición a la cosmovisión bíblica es intensa y omnipresente en el mundo que nos rodea. La mente humana, por naturaleza, es reacia a recibirla. Uno, por naturaleza, no piensa correctamente acerca de Dios, el hombre, el pecado o la redención.


Como ya se ha mencionado, esta enseñanza es paternal. El mandamiento de enseñar a los niños no es asignada a la aldea o a la comunidad o a las autoridades civiles o a la iglesia. Es asignada a los padres y sobre todo a los padres de familia. La orden está en el singular masculino (véase también Ef.6:4). Este mandato no es un mandato aislado. Se encuentra en toda la Escritura, aunque rara vez acentuada y practicada en la historia reciente de la Iglesia cristiana.

por Kevin Swanson Extracto tomado de El Libro de los Salmos El Corazón de la Palabra pg. II

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How Children Will Get Our Faith

God's prescribed, normative method for the discipleship of children is by means of their very own parents. The biblical principle relating to the training of children is beautifully summarized in Deuteronomy 6:7-9, here restated in full.

              "And these words which I command you today shall be in your
               heart; you shall teach them diligently to your children, and 
               shall talk of them when you sit in your house, when you walk
               by the way, when you lie down, and when you rise up. You
               shall bind them as a sign on your hand, and they shall be as
               frontlets between your eyes. You shall write them on the door
               -posts of your house and on your gates."    

It is instructive, first, to note that this command comes right on the heels of the Shema, "You shall love the Lord your God with all your heart, with all your soul, will all your mind and with all your strength."
Immediately following this_the greatest commandment of all_comes the preeminent application of that love: "Tech My words diligently to your children." A similar pattern is found in John 21:15. Here Jesus asks Peter, Do you love Me?" Peter answers emphatically in the affirmative, "Of course I love You." Jesus immediately gives him an objective way to apply that love, "Feed My lambs." The quintessential proof of any love you have for your Saviour, for your God, will be found in your desire and the effort expended in feeding the lambs that He has entrusted to you.

Several other principles can be drawn from the Deuteronomy 6:7-9 passage. First, the teaching is to be thorough. According to verse two, it is the Lord's interest that the message of God's revelation, all aspects to the biblical worldview, be passed on to our children and children's children so that they might "keep all of the commandments, all of the days of their lives."

Moreover, this teaching must be daily, diligent, and consistent. The Hebrew word "shinantam" is taken from the word used for sharpening a sword. The only way that there will be a successful transfer of God's Word from one generation to the next, is by regular, consistent, repeated teaching of that Word. The opposition to the biblical worldview is intense and ubiquitous in the world around us. The human mind, by nature, is reluctant to receive it. One does not, by nature, think correctly about God, man, sin, or redemption.

As already mentioned, this teaching is parental. The command to teach the children is not assigned to the village or to the community or too the civil or church authorities. It is assigned to parents and primarily fathers. The command is in the masculine singular (see also Eph.6:4). This mandate is not an isolated command. It is found throughout Scripture, although rarely emphasized and practiced in recent history of the Christian church.

by Kevin Swanson Excerpt taken from The Book of Psalms The Heart of the Word p.II

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