La edición de marzo...
de Moody Monthly tiene una página de cartas de miembros de la iglesia con
una queja muy común: una persona ha sido miembro de una iglesia en
particular por dieciséis meses, y, hasta la Navidad pasada, nadie la
visitó o la invitó a su casa, con la excepción al parecer, del pastor y su esposa. Otra,
un miembro por seis años, se siente excluida porque su esposo no asiste
con ella, aunque las personas son amables con ella, ella se siente
herida porque otros miembros van a los hogares del uno al otro, y a ella
no le invitan. Otro visitó una iglesia nueva y se sentió totalmente ignorado, y así sucesivamente.
Esta es una queja familiar que uno puede escuchar de costa a costa, año tras año. Siempre es malo, y los que se quejan están claramente en el pecado. Nadie está llamado a ser un cristiano pasivo, para ser cortejado, servido, o tranquilizado por el pastor y la iglesia. El cristianismo pasivo es una contradicción de términos.
He escuchado a personas jóvenes en sus veintitantos, y personas jubiladas, quejarse igual de ser ignorados en la iglesia. "En
dos años, el pastor nunca me llamó," dijo un hombre fornido al final de sus veintitantos; no le importaba a él que el pastor había estado entrando y
saliendo de la cirugía por dos años y había estado a veces en el púlpito
trabajando bajo un poco de dolor, ¡no se le ocurrió llamar al pastor!
El cristianismo pasivo es una ofensa a Dios Todopoderoso. Si
un miembro está del todo sano, permítan que él o ella se ofrezca a llamar a los confinados en casa, los enfermos, y los visitantes. Si
un recién llegado quiere amigos, dejarles que sean amistosos, dejarles que se ofrezcan a ayudar, y pronto tendrán amigos lo suficiente.
La iglesia es el ejército de Cristo. Su
propósito no es proporcionar el desayuno en la cama para todos los
miembros, y una ayuda social para los antisociales, sino una fe para la vida, la preparación para la batalla contra los poderes de las
tinieblas, y una estrategia de vida para la victoria. La ineficacia de la iglesia moderna se debe en parte a esta pasividad.
Nuestro
Señor deja muy claro que Él no tenía ningún uso para los miembros pasivos de la
iglesia, en realidad, ¡Él los envía al infierno! Él
exige que ellos lo visiten en la persona del extraño o extranjero,
el desnudo y el necesitado, el enfermo, y el perseguido y el cristiano encarcelado. "De
cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis" (Mateo 25:40). De
los miembros pasivos de la iglesia, que se quejan, que quieren que la iglesia
los sirva a ellos, nuestro Señor dice: "E irán éstos al castigo eterno, y
los justos a la vida eterna" (Mateo 25:46).
Este es un lenguaje fuerte de Nuestro Señor, pero nuestro Señor no
estableció la iglesia para que sea una agencia de mimar, sino un
poderoso ejército que derrocá las mismas puertas del infierno
(Mateo 16:18). La iglesia no es de nuestra propiedad, no podemos pedirle que nos sirva. Por el contrario, estamos llamados a servir al Señor, y, claramente, el Reino de Dios no viene por el egocentrismo y el lloriqueo.
Por R.J. Rushdoony Las Raíces de la Reconstrucción pg.1059
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PASSIVE "CHRISTIANITY"
The March...issue of Moody Monthly has a page of letters from church members with a very common complaint: one person has been a member of a particular church for sixteen months, and, until the past Christmas, no one visited her or invited her into their home, except apparently the pastor and his wife. Another, a member for six years, feels left out because her husband does not attend with her; although people are kind to her, she feels hurt because other members go to one another's homes, and she is not asked. Another visited a new church and felt totally ignored, and so on and on.
This is a familiar complaint one can hear from coast to coast, year in and year out. It is always evil, and the complainers are clearly in sin. No one is called to be a passive Christian, to be courted, waited upon, or soothed by the pastor and church. Passive Christianity is a contradiction in terms.
I have heard young people in their twenties, and retired people, make like complaints of being ignored in church. "In two years, the pastor never called on me," said a husky man in his late twenties; it did not matter to him that the pastor had been in and out of surgery for two years and had sometimes been in the pulpit laboring under some pain; it did not occur to him to call on the pastor!
Passive Christianity is an offense to Almighty God. If a member is at all able-bodied, let him or her volunteer to call on the shut-ins, the sick, and the visitors. If a newcomers wants friends, let them be friendly, let them volunteer to help, and they will soon have friends enough.
The church is Christ's army. Its purpose is not to provide breakfast in bed for all members, and a social lift for the unsocial, but a faith for life, preparation for battle against the powers of darkness, and a strategy of life for victory. The ineffectiveness of the modern church is partially due to this passivity.
Our Lord makes it very clear that He had no use for passive church members; in fact, He sends them to Hell! He demands that they visit Him in the person of the stranger or alien, the naked and the needy, the sick, and the persecuted and imprisoned Christian. "Verily I say unto you, inasmuch as ye have done it unto one of the least of these my brethren, ye have done it unto me" (Matt. 25:40). Of the passive, complaining church members who want the church to wait on them, our Lord says, "And these shall go away into everlasting punishment: but the righteous into life eternal" (Matt. 25:46).
This is a strong language from Our Lord, but our Lord did not establish the church to be a pampering agency but a mighty army which shall overthrow the very gates of hell (Matt. 16:18). The church is not our property; we cannot ask it to serve us. Rather, we are called to serve the Lord, and, clearly, the Kingdom of God cometh not by egocentricity and whining.
By R. J. Rushdoony The Roots of Reconstruction p.1059
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