Friday, September 30, 2011
Abominaciones (English)
El Señor Dios usa un lenguaje fuerte a lo largo de la Escritura para decirnos cómo él ve el pecado. Debemos reconocer que hay una diferencia entre el lenguaje fuerte y la grosería. La grosería es un signo de debilidad e impotencia; los hombres profanos encubren sus deficiencias por el uso de palabras vulgares, ellos presentan una masculinidad falsa en lugar de las realidades de la fuerza tranquila. El lenguaje fuerte de Dios revela su carácter fuerte, la justicia y el poder.
Una de esas palabras es abominable, que aparece repetidamente en la Versión del Rey James. Es una traducción de varias palabras hebreas, todas similares en significado: shekets significa sucio, idólatra; towebah significa asqueroso, repugnante, idólatra; Taab significa resistir o detestar; piggul, apestar; zaam, estar enfurecido, echar espuma por la boca, y así sucesivamente. La homosexualidad (Levítico 18:22) es descrita como repugnante, idólatra, (towebah), y Levítico 18:30 aplica este término a todo el catálogo de los males sexuales y a la adoración de Moloc ...
Los sacrificios ofrecidos a Dios en un espíritu falso se llama una abominación (towebah); Prov. 15:8; Isa: 1:13, etc), y los labios mentirosos y pesas falsas están así designados en Proverbios 12:22, 20:23, y en otros lugares con la misma palabra.
Dos énfasis básicos en las palabras usadas en el griego y el hebreo, y traducido como abominación es que una cosa abominable es, en primer lugar, idólatra. Es idólatra, porque es contraria a la ley de Dios. La palabra griega para abominación (Hechos 10:28; I Pedro 4:3) es athemitos, es decir, ilegal (themis siendo la palabra para ley). Otra palabra griega, bdelktos, aparece en Tito 1:16 que describe a los hombres que profesan conocer a Dios, pero lo niegan con sus obras, tales hombres, Pablo dice: "Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra." Es esta misma palabra, en su forma nominativa, que se utiliza para describir la "abominación desoladora" (Mateo 24:15), el epítome de la religión falsa. En Apocalipsis 21:27, todos estos están excluidos de la Ciudad Santa, la Nueva Creación. Así, la idolatría consiste en despreciar la ley de Dios y pretender tener fe, mientras siendo desobediente.
Segundo, las palabras para abominación también indican que hay suciedad, hedor, y repugnancia inseparablemente conectado a lo que Dios aborrece. Pablo dice: "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Cor. 10:31). No podemos hacer nada para la gloria de Dios si no es en la fidelidad a la palabra de la ley de Dios. La Escritura afirma la unidad de las cosas físicas y espirituales, de modo que la unidad de ambos es evidente tanto en la fidelidad y la desobediencia. Lo que está fuera de la ley y la idolatría es también repugnante y asqueroso a la vista de Dios, y por lo tanto, debe ser así en nuestros ojos también. Dios, que no cambia, no llama a algo una abominación en un tiempo y bueno en el otro. Lo que repugna a Dios debe de repugnarnos a nosotros.
La palabra abominación no describe algo que es "particularmente ofensivo al sentimiento religioso", como un estudioso ha dicho, sino algo que es totalmente aborrecible a Dios. Diferentes culturas tienen ideas diferentes sobre el tema. Génesis 43:32 nos dice que los egipcios no comerían con los hebreos, "lo cual es abominación a los egipcios." Herodoto dijo, "ningún hombre o una mujer egipcia besará a un griego en la boca," porque era una abominación para ellos hacerlo. Diferentes culturas han tenido ideas variables sobre el tema, pero nuestro punto de vista debe ser bíblicamente governado, no culturalmente. Es lo que es una abominación para Dios lo que nos debe gobernar.
Por lo tanto, cuando nos encontramos con la palabra abominación en la Escritura, debemos darnos por advertidos. Dios está usando un lenguaje fuerte, y El espera que tomemos una posición firme en la obediencia a Su palabra.
Por R. J. Rushdoony
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Abominations
The Lord God uses strong language throughout Scripture to tell us how he views sin. We must recognize that there is a difference between strong language and profanity. Profanity is a sign of weakness and impotence; profane men cover up their inadequacies by the use of profanity; they present a pseudo-manliness in place of the realities of quiet strength. God strong language reveals His nature, justice, and power.
One such word is abomination, which appears repeatedly in the King James Version. It is a translation of several Hebrew words, all similar in meaning: shekets means filthy, idolatrous; towebah means disgusting, abhorrent, idolatrous; taab means to loath or detest; piggul, to stink; zaam, to be enraged, to foam at the mouth; and so on. Homosexuality (Lev. 18:22) is described as disgusting, idolatrous, (towebah), and Leviticus 18:30 applies this term to the entire catalog of sexual evils and to Molech worship...
Sacrifices offered to God in a false spirit are called an abomination (towebah); Prov. 15:8; Isa:1:13, etc), and lying lips and false weights are so designated in Proverbs 12:22;20:23, and elsewhere with the same word.
Two basic stresses in the words used in the Greek and Hebrew and translated as abomination are that an abominable thing is, first of all, idolatrous. It is idolatrous because it is contrary to God's law. The Greek word for abomination (Acts 10:28; I Peter 4:3) is athemitos, meaning unlawful (themis being the word for law). Another Greek word, bdelktos, appears in Titus 1:16 to describe men who profess to know God but deny Him by their works; such men, Paul says, "Profess that they know God; but in works they deny Him, being abominable, and disobedient, and unto every good work reprobate." It is this same word, in its nominative form, which is used to describe the "abomination of desolation" (Matt. 24:15), the epitome of false religion. In Revelation 21:27, all such are barred from the Holy City, the New Creation. Thus idolatry involves despising God's law and pretending to have faith while being disobedient.
Second, the words for abomination also indicate that there is filth, stench, and repulsiveness inseparably connected with what God abhors. Paul says, "Whether therefore ye eat, or drink, or whatsoever ye do, do all to the glory of God" (1 Cor. 10:31). We cannot do anything to God's glory if it is not in faithfulness to God's law word. Scripture asserts the unity of things physical and spiritual, so that the unity of both is apparent both in faithfulness and disobedience. That which is lawless and idolatrous is also repulsive and filthy in God's sight, and it therefore should be so in our eyes also. God, who does not change, does not call something at one time and good at another. What disgusts God should disgust us.
The word abomination does not describe something which is "particularly offensive to the religious feeling," as one scholar has said, but something which is totally abhorrent to God. Different cultures have had different ideas on the subject. Genesis 43:32 tells us that the Egyptians would not eat with the Hebrews, "for that is an abomination unto the Egyptians." Herodotus said, "no Egyptian man or woman will kiss a Grecian on the mouth," because it was an abomination for them to do so. Differing cultures have had varying ideas on the subject, but our view must be Biblical, not culturally, governed. It is what is an abomination to God that must govern us.
Thus, when we encounter the word abomination is Scripture, we should take warning. God is using strong language, and He expect us to take a strong stand in obedience to His word.
By R. J. Rushdoony
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