Friday, January 31, 2014

La Verdadera Oración

  El problema con la mayoría de la oración es que la persona que reza no está realmente hablando con Dios, sino haciendo una recitación en el aire. La verdadera oración consiste en la comunión y la conversación, y es una cosa continua. No limitamos nuestra conversación con nuestro esposo o esposa a una hora determinada, en las comidas o antes de ir a dormir, y luego seguimos en silencio todo el resto del día. Hablamos cuando tenemos algo que decir. Lo mismo ocurre con Dios. Si limitamos nuestras oraciones para establecer, ocaciones formales, pronto tenemos poco que decir después.

   
Entonces, ¿cómo oramos? Docenas de veces en un día, hablamos con Dios, por lo general sólo una o dos frases. ¿Tenemos una persona difícil y complicada de satisfacer o tratar? Entonces oramos simplemente: " Señor, dame paciencia y sabiduría para encontrarme con esta persona en Tu Espíritu y gracia."

  
¿Es nuestra tarea una que no nos gusta? Entonces pedimos: "Señor, odio este trabajo, pero tengo que hacerlo. Dame la gracia para hacer esto de la manera correcta y con un mejor estado de ánimo."

   
Si cometemos un error garrafal, decimos: "Señor, fui bastante estúpido ese momento. Ayúdame a crecer en mi manejo de este tipo de problemas." Compartimos con él, en una o dos frases, un centenar de veces en un día a veces, nuestros problemas, nuestros deleites con las cosas, nuestros temores, nuestras esperanzas, nuestro todo.

   
Y no debemos olvidar la gratitud. "Gracias por ayudarme a través de aquello, Señor." O decimos: "Tiene que haber algo que aprender aquí para mí, Señor, que yo ni siquiera sé, así que por favor, Señor, enséñame, para que lo haga mejor la próxima vez."

   
Si Dios es real para nosotros, Él es "nuestro pronto auxilio en las tribulaciones", y en momentos de necesidad (Sal. 46:1). Por lo tanto, le pedimos a Él continuamente, compartimos con Él nuestras necesidades, esperanzas, alegrías, penas y gratitudes. Esto es lo que San Pablo quiere decir cuando escribe: "Por nada estéis afanosos [o ansiosos] sino sean conocidas vuestras peticiones delante Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Flp. 4:6-7). No hay mejor manera de vivir.


Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de Una Palabra Oportuna Vol. 2 pg.107

 http://chalcedon.edu/
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True Prayer

   The trouble with most prayer is that the person praying is not really talking with God but carrying on a recitation into the air. True prayer involves communion and conversation, and it is a continuous thing. We do not limit our conversation with our husband or wife to a set time, at meals or before going to sleep, and then we keep silent all the rest of the day. We talk when we have something to say. The same is true with God. If we limit our prayers to set, formal times, we soon have little to say then.
   Then how do we pray? Dozen of times in a day, we talk with God, usually only a sentence or two. Do we have a difficult and trying person to meet or deal with? Then we pray simply, "Lord, give me patience and wisdom to meet this person in Thy Spirit and grace."
   Is our task one we dislike? Then we ask, "Lord, I hate this job, but I must do it. Give me grace to do this thing in the right way and in a better frame of mind."
   If we make a blunder, we say, "Lord, I was pretty stupid that time. Help me grow up in my handling of such problems." We share with Him, in a sentence or two, a hundred times in a day sometimes, our problems, our delights with things, or fears, our hopes, our everything.
   And we must not forget gratitude. "Thanks for helping me through that one, Lord." Or we say, "There must be something for me to learn here, Lord, that I don't even know about, so please, Lord, teach me, so that I do better next time."
   If God is real to us, He is "a very present help in trouble" and in time of need (Ps. 46:1). We therefore call upon Him continuously, to share with Him our needs, hopes, joys, griefs, and gratitudes. This is what St. Paul means when he writes, "Be careful [or anxious] for nothing; but in every thing by prayer and supplication with thanksgiving let your requests be made known unto god. And the peace of God, which passeth all understanding, shall keep your hearts and minds through Christ Jesus" (Phil. 4:6-7). There is no better way to live.

By R. J. Rushdoony Excerpt taken from A Word in Season Vol. 2 p.107   

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