Friday, January 3, 2014

Siloh

 Cuando el viejo Jacob estaba muriendo, él profetizó acerca de la venida del Mesías, y declaró que le pertenecería la realeza, el cetro, y que Él sería el gran legislador a todas las naciones." [A] él se congregarán los pueblos [es decir, todas las naciones]" (Gn. 49:10). El título del Mesías, Jacob declaró ser Siloh, que significa, "A quién pertenece," o "Aquel cuyo (derecho) es."

   
Aquí tenemos en breve y en forma de cápsula, una gran declaración del cargo de Cristo. Él es el gobernante del mundo y el dador de la ley a quien por derecho, todas las cosas, todo el poder y la autoridad, pertenecen, de modo que ningún área de la vida está fuera de su gobierno ni libre de hacer sus propias leyes. Esto significa que la iglesia, el Estado, la escuela, la familia, todas las personas, y cada área de la vida deben ser gobernados por Cristo y Su ley como su legítimo Señor.

   
Nuestro Señor declaró él mismo ser Siloh, en virtud de su resurrección cuando dijo, antes de su ascensión: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" (Mt. 28:18-20). Aquí Él habló como Siloh, ordenando la reunión de todas las naciones a sí mismo como su Señor y dador de la ley. Él es el único Redentor verdadero y Señor, su Siloh.

   
Pero el hombre humanista declara a sí mismo ser como su propio señor, su propio Siloh. Separa la iglesia, el Estado, la escuela, la familia y todas las demás cosas de Cristo y los pone bajo la palabra del hombre y la ley del hombre, bajo el gobierno del hombre. Esto significa declarar la guerra al verdadero Siloh y afirmar el señorío del hombre contra el de Dios.

   
Esta es la guerra básica de nuestro tiempo, el falso Siloh, el  hombre humanista, como contra el verdadero Siloh, Jesucristo. El Salmo 2 describe esa guerra y su resultado, la victoria del Hijo. De este hecho, no puede haber lugar para la duda.

   
La cuestión entonces es nosotros. ¿A qué Siloh servimos y obedecemos, al falso o al verdadero? ¿Vemos a Siloh en el espejo, o lo vemos sólo en Jesucristo? Si el hombre es nuestro Siloh, entonces, vamos a trabajar para el humanismo en todas las áreas de la vida. Entonces mejor no nos quejemos, cuando miramos a nuestro mundo, en lo que estamos consiguiendo. Pero si Cristo es nuestro Siloh, será mejor que traigamos a todas las personas, las cosas y las áreas de la vida bajo Su gobierno y señorío. Él es Siloh, Él cuyo derecho es gobernar todas las cosas.

 

Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de Una Palabra Oportuna, Vol. I, pg. 125

  http://chalcedon.edu/
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Shiloh

   When old Jacob lay dying, he prophesied concerning the coming of the Messiah, and declared that to Him would belong kingship, the scepter, and that He would be the great lawgiver to all nations. "[U]nto him shall the gathering of the people [that is, all nations] be" (Gen. 49:10). The title of the Messiah Jacob declared to be Shiloh, which means, "To whom it belongs," or "He whose (right) it is."
   Here we have in brief and capsule form a great declaration of Christ's office. He is the world ruler  and the lawgiver to whom by right all things, all power and authority, belong, so that no area of life is outside His government nor free to make its own laws. This means that church, state, school, the family, all people, and every area of life must be governed by Christ and His law as their rightful Lord.
   Our Lord declared Himself to be Shiloh by virtue of His Resurrection when He said, before His ascension, "All power is given unto me in heaven and in earth. Go ye therefore, and teach all nations, baptizing them in the name of the Father, and of the Son, and of the Holy Ghost: Teaching them to observe all things whatsoever I have commanded you" (Matt. 28:18-20). Here He spoke as Shiloh, ordering the gathering of all nations to Himself as their Lord and lawgiver. He is the only true redeemer and Lord, their Shiloh.
   But humanistic man declares himself to be his own lord, his own Shiloh. He separates church, state, school, family, and all things else from Christ and puts them under man's word and man's law, under man's government. This means declaring war on the true Shiloh and affirming man's lordship against God's.
   This is the basic warfare of our time, the false Shiloh, humanistic man, as against the true Shiloh, Jesus Christ. Psalm 2 describes that warfare and its outcome, the victory of the Son. Of that fact, there can be no room for doubt.
   The question then is us. Which Shiloh do we serve and obey, the false or the true? Do we see Shiloh in the mirror, or do we see him only in Jesus Christ? If man is our Shiloh, then we will work for humanism in every area of life. Then we had better not complain as we look at our world, at what we are getting. But if Christ is our Shiloh, we had better bring all people, things, and areas of life under His government and lordship. He is Shiloh, He whose right it is to govern all things.

By R. J. Rushdoony Excerpt taken from A Word in Season, Vol I, p. 125 
  http://chalcedon.edu/    

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