Uno
de los aspectos de la vida cristiana moderna y la adoración que mejor
revela su distancia y desviación de la Escritura es el lugar de la música. El rol de la música ahora es periférico y suplementario, mientras que en la Biblia es central y básico. En
ninguna otra sociedad que la de la fiel Israel, y las varias
ramas de la iglesia a través de la Edad Media, ha sido tan importante
la música. El declive de la música es una consecuencia del racionalismo introducido por primera vez por Abelardo. Al identificar cada vez más al hombre en términos de la razón en lugar de la
fe, el mundo moderno ha visto la relegación progresiva de la música hacia el fondo. De
hecho, esto precisamente llegó a ser el rol de la música en la
Ilustración: los compositores proporcionaron la música de fondo para las cortes
reales. Desde entonces, la música del Humanismo ha tomado dos direcciones. Por un lado, tenemos una música muy artificial, racionalista que explora las posibilidades musicales y las técnicas. Por
otra parte, la música popular, desde el jazz hasta el rock and roll,
explora la emotividad en aras de la pura experiencia. En
cualquier caso, la música representa incluso en el mejor de los casos,
un hombre fragmentado y una visión del mundo que es enfáticamente no
católica o no universal, sino que es privada y limitada.
La Biblia ve la música como un hecho obligatorio en la vida de la fe. Es un aspecto necesario de la adoración y para ser apoyado por los diezmos. En Números 18:26-28, vemos que el diezmo se pagaba a los levitas, quienes luego dieron un décimo del diezmo a los sacerdotes. Los sacerdotes así recibieron uno por ciento de los ingresos del diezmador. Los
levitas estaban encargados del cuidado del tabernáculo y el templo, no
un cargo demasiado grande, la tarea de la educación (Dt. 33:10), y
mucho más. Uno de sus deberes era proporcionar la música de adoración.
En 1 Crónicas 15:16-24, 24:1-31, tenemos una idea de lo que este deber involucraba. David organizó el coro levítico y los músicos. Como
James Millar observó: "El conjunto de los coristas y los
músicos fueron divididos en 24 clases, y se dice que han sido 4,000 en
número, con 288 líderes. Incluso el nombre del director de los recitales
corales es dado." Un aspecto de la reforma de Josías fue la restauración de la música (2 Cr. 29:25-28, 30). Mientras
que la forma continua de la música del templo fue reformada por David, ésta existía desde el principio, y la música estaba ligada estrechamente a
los enunciados proféticos (1 Sam 10:5; 2 Reyes 3:15). La
Biblia se refiere específicamente a los diecinueve instrumentos
musicales, además de mencionar otros instrumentos en general (Dan. 3:5),
Peter Lorimer, en el análisis y la comparación de la cita de 1
Crónicas 23:5 y 1 Crónicas 24 con 1 Crónicas 15:17, llegó a la
conclusión de que David
"nombró 4,000 levitas_siendo una cuarta parte de toda su tribu_ para
ser cantantes y músicos en los dos tabernáculos de Gedeón y el Monte de Sion,
dividiéndolos en veinticuatro clases, bajo la dirección de Asaf, Hemán,
Etán Jedutún". David al afirmar que él designó 4,000 músicos, agrega que él creó nuevos instrumentos para el uso religioso (1 Cr. 23:5).
Todavía no hemos mencionado un punto muy importante. Un
libro central de la Biblia, los Salmos, es un libro de música: nos da
los cantos sagrados inspirados por Dios, que se utilizaban para la adoración. El mandato de cantar es común en la Escritura: "Cantad salmos a Jehová,
porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra"
(Is. 12:5). Dios
mismo describe la creación cantando con gozo cuando Dios puso los
cimientos de la tierra, y los hijos de Dios, las huestes angelicales,
gritando de regocijo (Job 38:7). David
declara que, cuando Dios venga en juicio durante el curso de la
historia, los mismos árboles responden con música: "Entonces cantarán los
árboles de los bosques delante de Jehová, Porque viene a juzgar la tierra" (1 Cr. 16:33). No
podemos considerar esto como imágenes hermosas simplemente: Dios habiendo creado todas las cosas, todas las cosas encuentran su verdadero ser y la
naturaleza, cuando la presencia de Dios, el juicio y la gracia están más
manifiestos. Así como nuestros corazones cantan dentro de nosotros, y nos sentimos
maravillosamente vivos de las buenas nuevas, así también toda la creación responde a su
Hacedor. En
el Nuevo Testamento, tales declaraciones como Efesios 5:19 y Colosenses
3:16 dejan claro la centralidad de la música no sólo para adorar sino para
la fe.
Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de La Ley y La Sociedad pg. 440
http://chalcedon.edu/
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MUSIC AND THE TITHE
One of the aspects of modern Christian life and worship which best reveals its distance and departure from Scripture is the place of music. The role of music is now peripheral and supplemental, where as in the Bible it is central and basic. In no other society than that of faithful Israel, and the various branches of the church through the middle ages, has music been so important. The decline of music is a consequence of the rationalism first introduced by Abelard. By identifying increasingly man in terms of reason rather than faith, modern world has seen the progressive relegation of music to the background. In fact, this because precisely the role of music in the Enlightenment; the composers provided background music for the royal courts. Since then, the music of Humanism has taken two directions. On one hand, we have a hightly contrived, rationalistic music which explores musical possibilities and techniques. On the other hand, popular music, from jazz to rock and roll, explores emotionalism for the sake of pure experience. In either case, music represents even at its best, a fragmented man and world view which is emphatically non-catholic or non-universal but is rather private and limited.
The Bible sees music as a mandatory fact in the life of faith. It is a necessary aspect of worship and to be supported by the tithe. In Numbers 18:26-28, we see that the tithe was paid to the Levites, who then gave a tenth of the tithe to the priests. The priests thus received one percent of the tither's income. The Levites had charge of the care of the tabernacle and temple, not too great a charge, the task of education (Deut. 33:10), and much else. One of their duties was to provide the music of worship.
In I Chronicles 15:16-24, 24:1-31, we get a glimpse of what this duty involved. David organized the Levitical chorus and musicians. As James Millar observed, "The whole of the choristers and players were divided into 24 classes, and are said to have been 4000 in number, with 288 leaders. Even the name of the director of the choral recitals is given." One aspect of Josiah's reform was the restoration of music (II Chron. 29:25-28, 30). While the continuing form of temple music was reshaped by David, it existed from the beginning, and music was closely tied to prophetic utterances (I Sam. 10:5; II Kings 3:15). The Bible refers specifically to nineteen musical instruments, besides mentioning other instruments generally (Dan. 3:5), Peter Lorimer, in analyzing and comparing the date of I Chronicles 23:5 and I Chronicles 24 with I Chronicles 15:17, concluded that David "appointed 4000 Levites _ being a fourth of their whole tribe _ to be singers and musicians in the two tabernacles of Gideon and Mount Zion, dividing them into twenty-four classes under the leadership of Asaph, Heman, and Ethan-Jeduthum." David in stating that he appointed 4000 musicians, adds that he created new instruments for religious use (I Chron. 23:5).
We have not yet mentioned a most important point. A central book of the Bible, the Psalms, is a book of music: it gives us the sacred songs inspired of God, which were used for worship. The command to sing is a common one in Scripture: "Sing unto the LORD; for he hath done excellent things : this is known in all the earth" (Isa. 12:5). God Himself describes creation singing with joy when God laid the foundations of the earth, and the sons of God, the angelic hosts, shouting for joy (Job 38:7). David declares that, when God comes in judgment during history's course, the very trees respond with music: " Then shall the trees of the wood sing out at the presence of the LORD, because he cometh to judge the earth" (I Chron. 16:33). We cannot regard this as merely beautiful imagery: God having created all things, all things find their truest being and nature when God's presence, judgment, and grace are most manifest. Just our hearts sing within us, and we feel marvellously alive at joyful news, so too all creation to its Maker. In the New Testament, such statements as Ephesians 5:19 and Colossians 3:16 make clear the centrality of music not merely to worship but to faith.
By R. J. Rushdoony Excerpt taken from Law and Society p. 440
http://chalcedon.edu/
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