Wednesday, April 9, 2014
El Precio de la Salvación
Hay una historia acerca de un joven príncipe que se convirtió en rey y luego trató seriamente de entender sus funciones. Tenía problemas, sin embargo para darle sentido a la economía. Cuanto más sus expertos le explicaban, más confuso se sentía. Por último, con disgusto, ordenó su silencio y exigió una explicación de diez palabras de la economía. En este momento, un cortesano habló diciendo: "Su Majestad, le puedo explicar la economía en nueve palabras. Es simplemente esto: No hay tal cosa como un almuerzo gratis." Exactamente así. Muchos de nuestros problemas del mundo hoy en día, derivan de una falta de comprensión de que no hay tal cosa como un almuerzo gratis: siempre hay alguien que paga mediante su trabajo, el dinero o los impuestos. No vamos a resolver nuestros problemas educativos y de beneficencia social hasta que no reconozcamos este hecho.
Pero lo mismo ocurre en la religión: no hay tal cosa como la salvación gratis. Cuando la Biblia habla acerca de la libertad, que no significa "sin costo"; más bien, su significado suele ser "sin restricción ni obligación," o también "liberado de la esclavitud." Por lo tanto, cuando se nos dice en Gálatas 5:1 que "en la libertad con que Cristo nos hizo libres," esto significa que, sin ninguna obligación obligándole a hacerlo, Cristo de Su gracia nos liberó de la esclavitud del pecado y de la muerte.
Es una falsificación de la Escritura decir que fue "gratis" en el sentido moderno, es decir, sin un costo o precio. Se nos dice enfáticamente que somos "comprados por precio" (1 Co. 6:20; 7:23); este precio fue la "sangre de Cristo" (1 P. 1:19). No fue una salvación sin costo, sino más bien la más costosa que uno pueda imaginar, requiriendo la muerte del unigénito Hijo de Dios. Fue un regalo para nosotros, y un regalo muy costoso.
Además, porque hemos sido "comprados por precio", debemos, por lo tanto, glorificar a Dios en nuestro cuerpo y espíritu, ya que han sido comprados por Dios a un precio tremendo y por lo tanto le pertenecen a Él (1 Co. 6:20). Por esta razón el Señor, tanto como nuestro Creador y nuestro Redentor, nos puede ordenar que tomemos la cruz de negarse a sí mismo y lo sigamos (Mt. 10:38; 16:24).
Por lo tanto, no hay tal cosa como una salvación gratis o sin costo. Además, no puede haber una respuesta gratis o sin costo al regalo de la salvación de Dios para nosotros. Se nos requiere agradecer y servir a Dios con todo nuestro corazón, mente, y ser, y darle nuestros diezmos y ofrendas. En nuestras relaciones con otros hombres, el principio es dar sin coerción o presión : "[D]e gracia recibisteis, dad de gracia" (Mt. 10:8)
La libertad en el sentido bíblico es siempre a un precio muy alto; es un regalo costoso, y requiere grandes cosas de nosotros. Cuando los hombres buscan la salvación sin un costo, encuentran la condenación, y cuando buscan la libertad sin un precio, se convierten rápidamente en esclavos.
Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de Una Palabra Oportuna pg. 127
http://chalcedon.edu/
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The Price of Salvation
There is a story about a young prince who became king and then tried earnestly to understand his duties. He had trouble, however, in making sense of economics. The more his experts explained it to him, the more confused he became. Finally, in disgust, he ordered their silence and demanded a ten-word explanation of economics. At this point, a courtier spoke up saying, "Your Majesty, I can explain economics in nine words. It is simply this: there is no such thing as a free lunch." Exactly so. Many of our world problems today stem from a failure to understand that there is no such a thing as a free lunch: somebody always pays for it by his work, money, or taxes. We will not solve our educational and welfare problems until we recognize this fact.
But the same is true in religion: there is no such thing as free salvation. When the Bible speaks about freedom, it does not mean "without cost"; rather, its meaning is usually "without restraint or obligation," or else "freed from slavery." Thus, when we are told in Galatians 5:1 that "with freedom did Christ set us free," it means that, without any obligation compelling Him to do so, Christ of His grace freed us from the slavery of sin and death.
It is a falsification of Scripture to say that it was "free" in the modern sense, that is, without cost or price. We are emphatically told that we "are bought with a price" (1 Cor. 6:20; 7:23); this price was the "blood of Christ" (1 Pet. 1:19). It was not a costless salvation but rather the most costly one imaginable, requiring the death of the only begotten Son of God. It was a gift to us, and a very costly gift.
Moreover, because we have been "bought with a price," we must therefore glorify God in our body and spirit, because they have been bought by God at a fearful price and therefore belong to Him (1 Cor. 6:20). For this reason the Lord, both as our Creator and our Redeemer, can command us to take up the cross of self-denial and follow Him (Matt. 10:38; 16:24).
There is thus no such thing as a free or costless salvation. Moreover, there can be no free or costless response to God's gift of salvation to us. We are required to thank and serve God with all our heart, mind, and being, and to give Him our tithes and offerings. In our relations with other men, the principle is to give without coercion or pressure: "[F] reely ye have received, freely give" (Matt. 10:8).
Freedom in the Biblical sense is always at a price; it is a costly gift, and it requires great things of us. When men seek salvation without a cost, they find damnation, and when they seek freedom without a price, they quickly become slaves.
By R. J. Rushdoony Excerpt taken from A Word in Season p. 127
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