Thursday, December 12, 2013

El Nacimiento del Rey


El nacimiento de un rey ha perdido gran parte de su significado en nuestros días, porque los pocos reyes restantes son principalmente figuras insignes. En épocas anteriores, sin embargo, era un acontecimiento trascendental. Cada vez que un hijo nacía a un rey, el reino entero celebraba con una alegría que nuestras fiestas hoy en día, no tienen.

   
¿Por qué fue el nacimiento del hijo de un rey un evento tan grande para el hombre más pobre del reino, y una causa tan grande de regocijo? Significaba, simplemente, que nació un protector y defensor, alguien que en los días venideros proporcionaría el liderazgo, la fuerza unificadora, y la fuerza para repeler a todos los enemigos, reprimir criminales dentro del reino, y hacer cumplir la justicia. Un reino sin un heredero al trono tenía un futuro incierto. Los hombres siendo pecadores, el reino enfrentaría problemas internos y externos, si no reinase el rey para hacer cumplir la justicia. La sucesión siendo incierta, el reino correría el riesgo de una guerra civil.

   
El término "hacer cumplir la justicia" nos dice mucho. El hombre es un pecador, y él es, por naturaleza, sin ley, a menos que sea regenerado por medio de Jesucristo. La justicia por lo tanto debe ser "obligatoria," es decir, puesta en marcha por la fuerza, porque de lo contrario la ilegalidad y la injusticia prevalecerá. Si no hay ninguna promulgación contundente de la justicia, no hay justicia. Esta es la triste realidad que el pueblo una vez sabía, y ahora está olvidando.

   
Esto nos dice también lo que la Escritura quiere decir cuando habla de Cristo como Rey, aclamado Rey desde Su nacimiento. El Evangelio de Mateo nos da su genealogía real en su primer capítulo. Apocalipsis 17:14 nos dice que Él es el Rey universal "porque él es Señor de señores y Rey de reyes."

   
Cuando celebramos el nacimiento de Jesucristo, por lo tanto celebramos el nacimiento de aquel que es ordenado para rectificar toda injusticia, derrocar a todos los enemigos y hacer cumplir la justicia. Él derrotará a todos los enemigos antes de que el tiempo haya finalizado, y reinará eternamente sobre su pueblo. La noticia de su nacimiento, y su celebración, es en efecto "alegría al mundo," porque el Señor ha venido, quien en la plenitud del tiempo, hace cumplir la justicia verdaderamente y absolutamente.

   
Su promesa es la paz, no la paz de la muerte y la tumba, sino la paz de la justicia y la prosperidad. La Virgen María se regocijó, declarando de la justicia de Dios y su hijo establecería finalmente: "Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos" (Lucas 1:51-53).

   
Si creemos en Cristo, nos regocijaremos, y vamos a estar confiados, pase lo que pase. ¡Tenemos un Rey!


Por R.J. Rushdoony     Extracto tomado de Una Palabra Oportuna pg. 28


 http://chalcedon.edu/
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Birth of the King

   The birth of a king has lost most of its meaning in our day, because the few kings remaining are mainly figureheads. In earlier days, it was, however, a momentous event. Whenever a son was born to a king, the entire kingdom celebrated with a joy our holidays today do not have.
   Why was the birth of a king's son so great an event to the poorest man of the realm, and so great a cause for rejoicing? It meant, very simply, that a protector and defender was born, someone who in the days ahead would provide the leadership, unifying force, and strength to repel all enemies, suppress criminals within the realm, and enforce justice. A kingdom without an heir to the throne had an uncertain future. Men being sinners, the kingdom would face internal and external troubles if no king reigned to enforce justice. The succession being uncertain, the kingdom would risk civil war.
   The term "enforce justice" tells us much. Man is a sinner, and he is by nature lawless unless he is regenerated by Jesus Christ. Justice thus must be "enforced," that is, put into operation by force, because otherwise lawlessness and injustice will prevail. If there is no forceful enactment of justice, there is no justice. This is the grim fact people once knew and are now forgetting.
   This tells us too what the Scripture means when it speaks of Christ as King, hailed King from His very birth.The Gospel of Matthew gives us His royal genealogy in its first chapter. Revelation 17:14 tells us that He is the universal King, " for he is Lord of lords, and King of kings."
   When we celebrate the birth of Jesus Christ, we thus celebrate the birth of one who is ordained to right every wrong, overthrow every enemy, and enforce justice. He will put down all enemies before time is ended, and He will reign eternally over His people. The news of His birth, and its celebration, is indeed "joy to the world," because the Lord is come who shall in the fullness of time enforce justice truly and absolutely.
   His promise is peace, not the peace of death and the graveyard, but the peace of justice and prosperity. The Virgin Mary rejoiced, declaring of the justice God and her son would finally establish: "He hath shewed
strength with his arm; he hath scattered the proud in the imagination of their hearts. He hath put down the mighty from their seats, and exalted them of low degree. He hath filled the hungry with good thing; and the rich he hath sent empty away" (Luke 1:51-53).
   If we believe en Christ, we shall rejoice, and we shall be confident, come what may. We have a King!

By R. J. Rushdoony  Excerpt taken from A Word in Season p. 28

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