Friday, December 27, 2013

Festival del Tiempo

   En la Biblia, encontramos que no sólo cada año nuevo era un festival, sino cada mes nuevo, y cada mes nuevo comenzaba con un festival, Rosh Jodesh (Nm. 10:10, 28:11-15). Por lo tanto, no sólo el año nuevo, pero cada mes era un festival y un día santo (Sal. 81:3; Is. 1:13). Cada uno de estos festivales del tiempo fue anunciado en su comienzo por una autoridad que declaró, de acuerdo a los registros antiguos, "Está consagrado", es decir que el día fue consagrado ahora.

   
¿Por qué esta importancia al calendario? Un día, después de todo, es igual que otro, pero, en cualquier parte del mundo, encontramos años nuevos, lunas nuevas, meses nuevos, considerados como importantes. Las razones de esto son dobles, y muy diferentes. En el paganismo, los días marcando divisiones del tiempo fueron muy importantes porque estos días reflejaban los cambios en la naturaleza. Las religiones paganas eran formas de adoración de la naturaleza, y por lo tanto estos días como el solsticio de invierno y el solsticio de verano fueron muy importantes porque marcan cambios en el tiempo, cambios en el día y el sol. Si adoramos la naturaleza, entonces vamos a considerar los fenómenos naturales como importantes. Los festivales hebreos no estaban orientados a la naturaleza sino a Dios. Ellos celebraron los cambios del tiempo en relación con Dios. La Pascua era su día de la salvación. Su acción de gracias celebraba la bondad de Dios a su pueblo. El mes nuevo marcaba un cambio natural, pero alababa a Dios por su soberanía, y cada año nuevo fue contado en términos de la creación de Dios.

   
El calendario cristiano está fechado A.D., Anno Domini, el año de Nuestro Señor Jesucristo. Continúa la tradición bíblica en honrar el tiempo y observándolo, porque sostiene que el tiempo está bajo Dios y sirve los propósitos de Dios.

   
La Revolución Francesa intentó abolir el calendario cristiano y datar el tiempo desde la Revolución, porque ahora la historia debía estar bajo el control del hombre, no de Dios. La Revolución Rusa hizo un intento similar, y más de uno soñaron con un nuevo calendario en términos del hombre. El régimen soviético, y otros gobiernos socialistas, introdujeron muchos planes, planes de cinco años y similares, cuyo propósito era hacer el tiempo y el futuro, un área de planificación y control estatal. Los resultados de todo este tipo de planificación han sido fracasos miserables. El hombre no es un dios sobre el tiempo, ni un dios en ninguna forma. El hombre no es el creador del tiempo, sino una criatura bajo Dios.

   
Por lo tanto, el cristiano puede celebrar festivales del tiempo, el año nuevo, la llegada del invierno, el verano, la primavera, u otoño, y disfrutar de la luna nueva, o la semana nueva, porque él tiene la confianza de que el tiempo está gobernado por Dios. El futuro no está en manos de los planificadores, sino en las manos de Dios, y cada día nuevo, mes y año sólo sirven para desplegar el propósito de Dios y para frustrar las ambiciones de los hombres impíos.

   
El tiempo trabaja contra los impíos, contra todos los constructores de torres modernas de Babel, porque el tiempo está totalmente gobernado por su Creador, Dios. Dios habiendo hecho al tiempo, el tiempo sólo puede servir a Dios. 


Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de Una Palabra Oportuna pg. 135

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Festival of Time

   In the Bible, we find that not only was every new year a festival, but every new month, and each new month began with a festival, ro'sh hodesh (Num. 10:10, 28:11-15). Thus, not only the new year but every month was a festival and a holy day (Ps. 81:3; Isa. 1:13). Each of these festivals of time was announced at its beginning by an authority who declared, according to old records, "It is consecrated," meaning that the day was now consecrated.
   Why this importance to the calendar? One day, after all, is just like another, but, everywhere in the world, we find new years, new moons, new months, regarded as important. The reasons for this are twofold, and very different. In paganism, days marking divisions of time were very important because these days reflected changes in nature. Pagan religions were forms of nature worship, and therefore such days as the winter solstice and summer solstice were very important because they marked changes in time, changes in the day and sun. If we worship nature, then we will regard natural events as important. The Hebrew festivals were not geared to nature but to God. They celebrated time changes in relationship to God. The Passover was their day of salvation. Their thanksgiving celebrated the goodness of God to His people. The new month marked a natural change, but it praised God for His sovereignty, and each new year was numbered in terms of God's creation.
   The Christian calendar is dated A.D., Anno Domini, the year of our Lord Jesus Christ. It continues the Biblical tradition in honoring time and observing it, because it holds time to be under God and serving the purposes of God.
   The French Revolution tried to abolish the Christian calendar and to date time from the Revolution, because now history was to be under man's control, not God's. The Russian Revolution made a similar attempt, and more than a few dream of new calendar in terms of man. The Soviet regime, and other socialist governments, introduced many plans, five-year plans and the like, whose purpose was to make time and the future an area of state planning and controls. The results of all such planning have been wretched failures. Man is not a god over time, nor a god in any form. Man is not the maker of time but a creature under God.
   The Christian can therefore celebrate festivals of time, the new year, the coming winter, summer, spring, or fall, and enjoy the new moon or the new week, because he has the confidence that time is governed by God. The future is not in the hands of the planners but in the hands of God, and each new day, month, and year only serve to unfold God's purpose and to frustrate the ambitions of ungodly men.
   Time works against the ungodly, against all builders of modern Towers of Babel, because time is totally governed by its Creator, God. God having made time, time can only serve God.  

By R. J. Rushdoony  Excerpt taken from A Word in Season p. 135

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Thursday, December 12, 2013

El Nacimiento del Rey


El nacimiento de un rey ha perdido gran parte de su significado en nuestros días, porque los pocos reyes restantes son principalmente figuras insignes. En épocas anteriores, sin embargo, era un acontecimiento trascendental. Cada vez que un hijo nacía a un rey, el reino entero celebraba con una alegría que nuestras fiestas hoy en día, no tienen.

   
¿Por qué fue el nacimiento del hijo de un rey un evento tan grande para el hombre más pobre del reino, y una causa tan grande de regocijo? Significaba, simplemente, que nació un protector y defensor, alguien que en los días venideros proporcionaría el liderazgo, la fuerza unificadora, y la fuerza para repeler a todos los enemigos, reprimir criminales dentro del reino, y hacer cumplir la justicia. Un reino sin un heredero al trono tenía un futuro incierto. Los hombres siendo pecadores, el reino enfrentaría problemas internos y externos, si no reinase el rey para hacer cumplir la justicia. La sucesión siendo incierta, el reino correría el riesgo de una guerra civil.

   
El término "hacer cumplir la justicia" nos dice mucho. El hombre es un pecador, y él es, por naturaleza, sin ley, a menos que sea regenerado por medio de Jesucristo. La justicia por lo tanto debe ser "obligatoria," es decir, puesta en marcha por la fuerza, porque de lo contrario la ilegalidad y la injusticia prevalecerá. Si no hay ninguna promulgación contundente de la justicia, no hay justicia. Esta es la triste realidad que el pueblo una vez sabía, y ahora está olvidando.

   
Esto nos dice también lo que la Escritura quiere decir cuando habla de Cristo como Rey, aclamado Rey desde Su nacimiento. El Evangelio de Mateo nos da su genealogía real en su primer capítulo. Apocalipsis 17:14 nos dice que Él es el Rey universal "porque él es Señor de señores y Rey de reyes."

   
Cuando celebramos el nacimiento de Jesucristo, por lo tanto celebramos el nacimiento de aquel que es ordenado para rectificar toda injusticia, derrocar a todos los enemigos y hacer cumplir la justicia. Él derrotará a todos los enemigos antes de que el tiempo haya finalizado, y reinará eternamente sobre su pueblo. La noticia de su nacimiento, y su celebración, es en efecto "alegría al mundo," porque el Señor ha venido, quien en la plenitud del tiempo, hace cumplir la justicia verdaderamente y absolutamente.

   
Su promesa es la paz, no la paz de la muerte y la tumba, sino la paz de la justicia y la prosperidad. La Virgen María se regocijó, declarando de la justicia de Dios y su hijo establecería finalmente: "Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos" (Lucas 1:51-53).

   
Si creemos en Cristo, nos regocijaremos, y vamos a estar confiados, pase lo que pase. ¡Tenemos un Rey!


Por R.J. Rushdoony     Extracto tomado de Una Palabra Oportuna pg. 28


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Birth of the King

   The birth of a king has lost most of its meaning in our day, because the few kings remaining are mainly figureheads. In earlier days, it was, however, a momentous event. Whenever a son was born to a king, the entire kingdom celebrated with a joy our holidays today do not have.
   Why was the birth of a king's son so great an event to the poorest man of the realm, and so great a cause for rejoicing? It meant, very simply, that a protector and defender was born, someone who in the days ahead would provide the leadership, unifying force, and strength to repel all enemies, suppress criminals within the realm, and enforce justice. A kingdom without an heir to the throne had an uncertain future. Men being sinners, the kingdom would face internal and external troubles if no king reigned to enforce justice. The succession being uncertain, the kingdom would risk civil war.
   The term "enforce justice" tells us much. Man is a sinner, and he is by nature lawless unless he is regenerated by Jesus Christ. Justice thus must be "enforced," that is, put into operation by force, because otherwise lawlessness and injustice will prevail. If there is no forceful enactment of justice, there is no justice. This is the grim fact people once knew and are now forgetting.
   This tells us too what the Scripture means when it speaks of Christ as King, hailed King from His very birth.The Gospel of Matthew gives us His royal genealogy in its first chapter. Revelation 17:14 tells us that He is the universal King, " for he is Lord of lords, and King of kings."
   When we celebrate the birth of Jesus Christ, we thus celebrate the birth of one who is ordained to right every wrong, overthrow every enemy, and enforce justice. He will put down all enemies before time is ended, and He will reign eternally over His people. The news of His birth, and its celebration, is indeed "joy to the world," because the Lord is come who shall in the fullness of time enforce justice truly and absolutely.
   His promise is peace, not the peace of death and the graveyard, but the peace of justice and prosperity. The Virgin Mary rejoiced, declaring of the justice God and her son would finally establish: "He hath shewed
strength with his arm; he hath scattered the proud in the imagination of their hearts. He hath put down the mighty from their seats, and exalted them of low degree. He hath filled the hungry with good thing; and the rich he hath sent empty away" (Luke 1:51-53).
   If we believe en Christ, we shall rejoice, and we shall be confident, come what may. We have a King!

By R. J. Rushdoony  Excerpt taken from A Word in Season p. 28

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Sunday, December 1, 2013

El Aumento de Su Gobierno y la Paz

  
Una de las profecías más importantes con referencia al nacimiento de nuestro Señor está en Isaías 9:6-7. Cristo, ocho siglos antes de su venida, es aclamado como el "Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz", y se declara "el principado sobre su hombro." Esta es la primera gran declaración respecto a Cristo y todo el gobierno: el gobierno definitivo y absoluto de todas las cosas pertenecerán a Cristo. La segunda gran declaración es que "[l]o dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite." Cristo, al venir a un mundo pecador y rebelde para establecer su dominio como Señor y Salvador, aumentará su poder, el gobierno y la paz en frente de toda la enemistad y la guerra.

   
A continuación, se nos dice exactamente cómo se hará esto: Él "disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre", o como la versión de La Biblia de las Américas lo traduce: "[P]ara afianzarlo y sostenerlo con el derecho y la justicia desde entonces y para siempre."

   
Cristo vino al mundo como el gran profeta, sacerdote y rey​​. Como profeta, Él habla en nombre de Dios; como sacerdote, Él es el salvador del hombre e intercesor ante el Padre; como rey, Él gobierna sobre el mundo.

   
El mundo está en rebelión contra ese gobierno. De estos rebeldes y revolucionarios, escuchamos hablar mucho acerca de la "paz", y una gran cantidad de hostilidad hacia el gobierno. Pero Isaías ató a los dos juntos: "Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite." La verdadera paz, en otras palabras, es un producto del verdadero gobierno. Cuando hay verdadera ley y orden, entonces también hay verdadera paz. Abolir la ley y el orden, es abolir la paz y crear una situación de guerra revolucionaria y la anarquía. Al abandonar a Cristo como Salvador y Rey, al abandonar su gobierno y la paz, estamos entrando en un mundo de guerra perpetua. Estamos participando en la "guerra perpetua para la paz perpetua" porque estamos buscándola sin Cristo. El viejo himno lo dice mejor:

   
¡Alegría al mundo!
   
El Señor ha venido
   
Que la tierra reciba a su Rey.

   
Pero la invitación de la canción es entonces personal: "Que cada corazón le prepare un lugar." Todos anhelamos por la ley divina y el orden, por su gobierno y la paz. Debe empezar en primer lugar en nuestros corazones. La mayoría de la gente está esperando que sus maridos, esposas, hijos, vecinos, para que todo el resto del mundo sea cristiano, para que puedan disfrutar del lujo y la paz de un mundo piadoso sin ningún tipo de conversión personal, pero no hay paz, dice la Escritura, para los impíos. Pero todo hombre puede conocer la paz de Su gobierno aquí y ahora, y frente a todos los problemas, si sus corazones le preparan un lugar.


Por R.J. Rushdoony   Extracto tomado de Una Palabra Oportuna pg. 25

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The Increase of His Government and Peace

   One of the most important prophecies concerning the birth of our Lord is in Isaiah 9:6-7. Christ, eight centuries before His coming, is hailed as the "Wonderful, Counsellor, The mighty God, the everlasting Father, the Prince of Peace," and it is declared that "the government shall be upon his shoulder." This is the first great declaration concerning Christ and all government: the ultimate and absolute government of all things shall belong to Christ. The second great declaration is that "[o]f the increase of his government and peace there shall be no end." Christ, coming into a sinful and rebellious world to establish His dominion as Lord and Savior, will in the face of all enmity and warfare increase His power, government, and peace.
   Next, we are told exactly how this shall be done: He shall "establish it with judgment and with justice from henceforth even for ever," or, as the Berkeley Version translates it, "[I]t is firmly established and supported in justice and righteousness from now on and forever."
   Christ came into the world as the great prophet, priest, and king. As prophet, He speaks for God; as priest, He is man´s savior and advocate with the Father; as king, He rules over the world.
   The world is in rebellion against that government. From these rebels and revolutionists, we hear much talk about "peace," and a great deal of hostility to government. But Isaiah tied the two together: "Of the increase of his government and peace there shall be no end." True peace, in other words, is a product of true government. When there is true law and order, then there is also true peace. Abolish law and order, and you abolish peace and create a situation of revolutionary warfare and anarchy. By abandoning Christ as Savior and King, by abandoning His government and peace, we are moving into a world of perpetual warfare. We are engaged in "perpetual warfare for perpetual peace" because we are seeking it without Christ. The old hymn states it best:

   Joy to the world!
   The Lord is come:
   Let earth receive her King.

   But the invitation of the song is then personal: "Let every heart prepare Him room." We all long for godly law and order, for His government and peace. -it must begin first of all in our own hearts. Most people are waiting for their husbands, wives, children, neighbors, for all the rest of the world to be Christian, so they can enjoy the luxury and peace of a godly world without any personal conversion, but there is no peace, says Scripture, to the wicked. But every man can know the peace of His government here and now, and in the face of all problems, if their hearts prepare Him room.

By R.J. Rushdoony  Excerpt taken of  A Word in Season p. 25 
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