Sunday, September 29, 2013

La Soledad

  
Allá por la década de 1930, una famosa actriz era bien conocida por su insistencia en evitar a las personas. "Quiero estar sola" era su lema. No es sorprendente que esta misma actriz, en aquella época y hasta su muerte, fue conocida también como una mujer infeliz.
  
Estando en una multitud o en un grupo no garantiza la felicidad como tampoco la soledad, nos la puede dar. La felicidad no es un producto de cualquiera de las personas o la ausencia de las  personas. No podemos encontrar la felicidad, ya sea evitando a las personas o mezclandose con la gente sin parar o siguiendo a la multitud.
   
De todos modos, la felicidad no es un producto de estar solo, y es en algún sentido relacionada a una vida compartida con los demás. Un viejo dicho francés resume el asunto elocuentemente: "Todas las cosas se pueden aprender en la soledad, excepto el carácter." El conocimiento, la sabiduría, las habilidades y mucho más se pueden obtener de la soledad, pero no el carácter. Mientras que el carácter no es un producto social, su prueba y crecimiento requiere de la sociedad.
   
A nuestro carácter se le da su dirección por nuestra fe o la falta de fe en el Dios trino. Nuestra fe en Cristo establece la dirección de nuestro crecimiento. El alcance de nuestro crecimiento depende entonces de nuestra continua relación con Dios y el hombre.
   
La Biblia, de principio a fin, nos da mandamientos que rigen nuestra relación con Dios y con el hombre, y nuestra santificación, nuestro crecimiento en la gracia, la santidad, la paz, la fuerza y ​​la felicidad, dependen de nuestro crecimiento en nuestras relaciones con Dios y con el hombre. No puede haber santificación de forma aislada, ya sea de Dios o el hombre.
   
No es sorprendente que las personas que evitan a Dios y al hombre, que quieren ser " libres" de la religión y de las obligaciones paternales y sociales, también son personas muy infelices. Ellos se están rebelando contra el contexto de la felicidad y el crecimiento. Hay una muy alta tasa de suicidios entre las llamadas "personas libres" y con buena razón.
   
No hay crecimiento, ni paz, ni felicidad en la soledad. Al tratar de es
capar de la responsabilidad a Dios y al hombre, ellos también están escapando de la vida misma, porque la vida es responsabilidad. Es una comunidad de Dios y de los hombres. Es el crecimiento, y son los problemas. En el infierno no hay comunidad. Es la totalidad de la soledad.
   
Los intentos por tanto, a "alejarse de todo" son misiones para la muerte. La vida no es la soledad. Podemos morir solos si queremos, pero no podemos nacer solos o vivir solos. Somos parte del mundo de Dios y de la comunidad que Él creó. 


 Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de Una Palabra Oportuna pg. 62

 http://chalcedon.edu/
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Solitude

   Back in the 1930s, a famous actress was well-known for her insistence on avoiding people. "I want to be alone" was her motto. Not surprisingly, this same actress, then and until her death, was known also as an unhappy woman.
   Being in a crowd or in a group does not ensure happiness any more than being alone can give it to us. Happiness is not a product of either people or the absence of people. We cannot find happiness either by avoiding people or by mingling endlessly with people or by following the crowd..
   All the same, happiness is not a product of being alone, and it is in some sense related to a life shared with others. An old French saying sums up the matter telling: "All things can be learned in solitude except character." Knowledge, wisdom, skills and much else can be gained from solitude, but not character. While character is not a social product, its testing and growth require society.
    Our character is given its directions by our faith or lack of faith in the triune God. Our faith in Christ sets the direction of our growth. The extent of our growth then depends on our continuing relationship with God and man.
   The Bible, from cover to cover, gives us commandments which govern our relationship to God and to man, and our sanctification, our growth in grace, holiness, peace, strength, and happiness, depend on our growth in our relationships with God and with man. There can be no sanctification in isolation from either God or man.
   Not surprisingly, people who avoid God and man, who want to be "free" from religion and parental and social obligations, are also very unhappy people. They are rebelling against the very context of happiness and growth. There is a very high suicide rate among these so-called "free people" and with good reason.
   There is neither growth, nor peace, nor happiness in solitude. By trying to escape from responsibility to God and to man, they are also escaping from life itself, because life is responsibility. It is a community of God and men. It is growth, and it is problems. In hell there is no community. It is the totality of solitude.
   Attempts therefore to "get away from it all" are quests for death. Life is not solitude. We may die alone if we choose, but we cannot be born alone or live alone. We are a part of God's world and the community He created.

By R. J. Rushdoony Excerpt taken from A Word in Season p. 62  

 http://chalcedon.edu/

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