Uno de los comentarios familiares por nuestro Señor y muy descuidado tiene que ver con la oración. Se nos manda a orar, y a orar silenciosamente, sin ostentación, y "en secreto," es decir, no hacer público nuestro orar. "Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos" (Mt. 6:7). Nota que las repeticiones no están prohibidas, sino las vanas repeticiones lo están. La viuda en la parábola de nuestro Señor, estaba dada mucho a la repetición intensa ("Hazme justicia de mi adversario"), pero no fue vana repetición sino una oración repetida y apasionada por la justicia (Lucas 18:1-8). El condena "el hablar mucho" o el orar que tiene como su propósito un deseo para impresionar a Dios.
Esta es especialmente una gran tentación en nuestro tiempo. Vivimos en lo que algunos llaman la edad democrática; aún tiranías funcionan en el nombre del Pueblo. Tienen elecciones simuladas en las que todos deben votar, aunque todos los candidatos corren sin oposición, como en la Unión Soviética. El Pueblo debe favorecer todo lo que ha sido predeterminado para ellos. Aún los líderes del Partido Comunista Soviético, que saben que las elecciones son una formalidad, pasan por el ritual santurrón de votar. ¡Es un deber religioso para el Pueblo expresar su voluntad común!
Dada esta mentalidad, ahora más que nunca, las personas son impresionadas por los números. ¡Más de unas organizaciones agregan miles de nombres sin valor a sus listas de correo porque posibles donantes son influenciados por los números!
...La demanda por la fuerza numérica continúa sin cesar, a pesar de un mundo llenó de ejemplos de fracasos. Todavía peor, esta mentalidad ha infectado la oración. ¡La suposición es que, si podemos conseguir 1 millón de personas, o aún 10,000, orando con celo por algo, Dios nos lo dará! La suposición es que Dios es guiado, no por su conocimiento y sabiduría, sino por nuestro importunar.
Los resultados son trágicamente malos. Los protestantes devotos, que ven con horror las donaciones medievales por las oraciones continuas por los frailes y monjas, ahora crean "torres de oración" donde 24 horas diarias, un número de personas son reunidas para orar por todas las peticiones de oración. Un evangelista de televisión ha dicho que unas 35,000 personas han tratado de llamar su número "800" en una sola hora.
De algún modo, las personas creen que Dios los oirá más fácilmente si 500 ó 5,000 personas oran por ellos. ¿Qué pasó con el sacerdocio de todos los creyentes? ¿Debe una persona que ora profesionalmente orar por nosotros antes que Dios nos oiga?
Hace un gran número de años, un hombre enfermo me pidió que orara por él. Conocí al hombre bien, y él tenía miedo a la muerte y lo admitió. Le dije que hiciera su propia oración, y empezara confesando sus pecados muy graves. Se negó. El quería la sanación, no la comunión con Dios.
...Aún más, ¿cuántos se preocupan con el reino de Dios y la justicia? Mas nuestro Señor nos dice, en Mateo 6:33, "Mas buscad PRIMERAMENTE el reino de Dios, y su justicia," o la justicia. ¿No son "suciedad" las oraciones interminables insultantes a Dios? ¿No llegan a ser ellas más ofensivas cuándo formamos fila en grandes números de personas para fastidiar a Dios?
Nuestro Señor nos da su modelo de oración en Mateo 6:9-13, declarando, "Vosotros, pues, oréis así" Vamos a empezar por santificar su nombre. Nuestra petición suprema debe ser, "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra".
Dios desea que su reino gobierne y reine tan completamente en la tierra como en el cielo, y nosotros tenemos un deber de orar por esto, y trabajar para ello. El nos ha dado las leyes de su reino, y debemos obedecer y las debemos aplicar.
Si somos fieles, así también él es fiel. El nos dará el pan nuestro de cada día, y él perdona nuestras deudas "como perdonamos a nuestros deudores". La oración tiene como su compañera a la obediencia y la acción. El enfoque de la oración está equivocado si se trata de nuestras necesidades principalmente antes que el reino de Dios.
Por R. J. Rushdoony Extractos tomados de Las Raíces de la Reconstrucción pg. 387
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AGAINST MUCH PRAYING
One of the familiar and very much neglected comments by our Lord has to do with prayer. We are commanded to pray, and to pray quietly, without ostentation, and "in secret," i.e., not to publicize our praying. "When ye pray, use not vain repetitions, as the heathens do: for they think they shall be heard by their much speaking" (Matt. 6:7). Note that repetitions are not forbidden, but vain repetitions are. The widow in our Lord's parable was much given to intense repetition ("Avenge me of my adversary"), but it was not vain repetition but rather a repeated and passionate prayer for justice (Luke 18:1-8). He condemns "much speaking" or praying which has as its purpose a desire to impress God.
This is especially a great temptation in our time. We live in what some call the democratic age; even tyrannies function in the name of the People. They hold mock elections in which everyone must vote, even though all candidates run unopposed, as in the Soviet Union. The People must all favor what has been predetermined for them. Even the Soviet Communist Party leaders, who know that the elections are a formality, go through the sanctimonious ritual of voting. It is a religious duty for the People to express their common will!
Given this mentality, now more than ever, people are impressed by numbers. More than a few organizations add thousands of worthless names to their mailing lists because prospective donors are influenced by numbers!
...The demand for numerical strength continues unabated, despite a world filled with examples of failures. Even worse, this mind-set has infected prayer. The assumption is that, if we can get 1 million people, or even 10,000, praying zealously for something, God will give it to us! The assumption is that God is guided, not by His knowledge and wisdom, but by our nagging.
The results are tragically evil. Devout Protestants, who view the medieval endowments for continuous prayers by monks and nuns with horror, now create "prayer towers" where 24 hours daily, a number of people are gathered to pray for all prayer requests. One evangelist on television has said that as many as 35,000 people have tried to call his "800" number in a single hour.
Somehow, people believe that God will hear them more readily if 500 or 5,000 people are praying for them. Whatever happened to the priesthood of all believers? Must a professional praying-person pray for us before God hear us?
A good many years ago, a sick man asked me to pray for him. I knew the man well, and that he was afraid of death and admitted it. I told him to do his own praying, and to begin by confessing his very serious sins. He refused. He wanted healing not communion with God.
...Even more, how many concern themselves with God's Kingdom and justice? Yet our Lord tells us, in Matthew 6:33, "seek ye FIRST the Kingdom of God, and His righteousness," or justice. Are not unending "gimme" prayers insulting to God? Do they not become more insulting when we line up great numbers of people to nag God?
Our Lord gives us His model of prayer in Matthew 6:9-13, declaring, "After this manner therefore pray ye." We are to begin by hallowing His name. Our paramount request must be, "Thy Kingdom come. Thy will be done in earth, as it is in heaven."
God wants His kingdom to rule and reign as fully on earth as in heaven, and we have a duty to pray for this, and to work for it. He has given us the laws of His Kingdom, and we must obey and apply them.
As we are faithful, so He too is faithful. He will give us our daily bread, and He forgives our debts "as we forgive our debtors". Prayer has as its companion obedience and action. The focus of prayer is wrong if it is our needs primarily rather than God's Kingdom.
By R. J. Rushdoony Excerpts taken from Roots of Reconstruction p.387
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