Thursday, June 5, 2014
La Fe
Conozco a dos mujeres, parientes una al otra, que son ambas abiertamente cristianas. La primera habla a menudo de su fe como su posesión más preciada, su consuelo y su gozo. Yo si creo que ella es cristiana, pero su fe para ella es como seguro de vida y contra incendios. Ella tiene la fe más que la fe la tiene a ella. Por otro lado, la fe tiene a su prima en sus garras. Desde su conversión, sospecho que a menudo ha estado descontenta con lo que la fe requiere de ella. Ella puede a veces hacer eco, estoy seguro, de la declaración de Jeremías que la Palabra de Dios es "en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos" (Jer. 20:9).
La diferencia entre las dos es que una es una persona que no crece y la otra, le guste o no, crece en la fe. Cuando la fe es más que una posesión, sino un fuego en nuestro ser que nos posee, estamos gobernados por ella. Nos ordena y nos obliga como nada más puede hacerlo, porque estamos en las manos y el poder del Señor viviente.
La fe debe apuntar más allá de sí misma, porque "la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Heb. 11:1) Esto significa que el hombre de fe es mandado por algo más allá de sí mismo. La meta de la salvación no es nuestra redención, sino que la voluntad de Dios sea hecha, y su Reino sea manifestado. La salvación requiere que sirvamos a Dios con todo nuestro corazón, nuestra mente y nuestro ser y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
¿Te manda tu fe?
Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de Una Palabra Oportuna p. 11
http://chalcedon.edu/
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Faith
I know two women, kin to one another, who are both openly Christian. The first often speaks of her faith as her most precious possession, her comfort and her joy. I do believe that she is a Christian, but her faith is like fire and life insurance to her. She has the faith more than the faith has her. On the other hand, the faith has her cousin in its grip. Since her conversion, I suspect she has often been unhappy with what the faith requires of her. She can at times echo, I am sure, Jeremiah's statement that God's Word is "in my heart as a burning fire shut up in my bones" (Jer. 20:9).
The difference between the two is that one is a no-growth person and the other, whether she likes it or not, grows in the faith. When the faith is more than a possession but a fire in our being that possesses us, we are governed by it. It commands and compels us as nothing else can, because we are in the hands and power of the living Lord.
Faith must point beyond itself, because "faith is the substance of things hoped for, the evidence of things not seen" (Heb. 11:1) This means that the man of faith is commanded by something beyond himself. The goal of salvation is not our redemption but that the will of God be done, and His Kingdom manifested. Salvation requires that we serve God with all our heart, our mind, and our being, and our neighbor as ourselves.
Does your faith command you?
By R. J. Rushdoony Excerpt taken from A Word in Season p. 11
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