Tuesday, July 15, 2014

País de Guerrilla

  
Peter F. Drucker, uno de nuestros pensadores más brillantes y estimulantes, escribe al comienzo de su estudio La Edad de la Discontinuidad: Pautas para Nuestra Sociedad Cambiante que "el futuro es, por supuesto, siempre 'país de guerrilla' en la que los incautos y los aparentemente insignificantes descarrilan las tendencias masivas y aparentemente invencibles de hoy." El sentido en que Drucker usa esta expresión es inteligente y comprensible. Para mucha gente, sin embargo, todo es sombrío y feo en el futuro; todo es país de guerrilla, y todo escollos. El futuro sólo tiene más inflación, la amenaza comunista, la vejez y la enfermedad, y cada vez mayores problemas. Bueno, tampoco estoy haciéndome más joven; la inflación está empeorando, y los comunistas son una amenaza más potente cada año, pero yo no puedo ver el futuro como país de guerrilla.

   
Dios no está muerto, ni los siglos lo han debilitado. El gobierno del mundo está todavía sobre los hombros de nuestro Dios y su Cristo (Is. 9:6), y nada puede cambiar ese hecho. Por otra parte, la Palabra de Dios, que no puede mentir, declara que "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
son llamados" (Ro. 8:28).

   
Nuestro verdadero problema no son los enemigos que acechan en nuestro futuro; nosotros somos el problema y nuestra apostasía de Dios. Hemos abandonado a Dios, despreciado sus leyes, y buscado nuestros propios caminos en desacato a Él. Es a Dios a quien debemos amar y obedecer, a quien debemos temer, porque es a Él a quien más hemos ofendido.

   
De acuerdo a Deuteronomio 28, si obedecemos a Dios, somos bendecidos y protegidos en todos nuestros caminos; si le desobedecemos, entonces estamos bajo su maldición, y todo se convierte en territorio de guerrilla para nosotros, tierra extranjera donde nos enfrentamos a fuerzas hostiles.

   
Como San Pablo declaró "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Ro. 8:31). Pero si Dios está en contra de nosotros, ningún aliado puede protegernos. En este mundo, vamos a tener enemigos; será mejor que nos aseguremos de que Dios no es uno de ellos. Entonces el mundo será totalmente país de guerrilla. Pero si caminamos por la fe y en obediencia a su ley, este es entonces el mundo de nuestro Padre, y nosotros somos en Cristo herederos del mismo.


Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de Una Palabra Oportuna pg. 1

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Guerrilla Country

   Peter F. Drucker, one of our most brilliant and stimulating thinkers, writes at the beginning of his study The Age of Discontinuity: Guidelines to Our Changing Society that "the future is, of course, always 'guerrilla country' in which the unsuspecting and apparently insignificant derail the massive and seemingly invincible trends of today." The sense in which Drucker uses this expression is intelligent and understandable. For too many people, however, everything is bleak and ugly; it is all guerrilla country, and all pitfalls. The future holds only more inflation, the Communist menace, old age and sickness, and ever-increasing troubles. Well, I too am not growing younger; inflation is growing worse, and the Communists are more powerful threat each year, but I cannot see the future as a guerrilla country.
   God is not dead, nor have the centuries weakened Him. The government of the world is still upon the shoulders of our God and His Christ (Isa. 9:6), and nothing can change that fact. Moreover, God's Word, which cannot lie, declares that "all things work together for good to them that love God, to them who are the called according to his purpose" (Rom. 8:28).
   Our real problem is not the enemies lurking in our future; we are the problem and our apostasy from God. We have forsaken God, despised His laws, and pursued our own ways in contempt of Him. It is God whom we should love and obey, whom we need to fear, because it is He whom we have most offended.
   According to Deuteronomy 28, if we obey God, we are blessed and protected in all our ways; if we disobey Him, then we are under His curse, and everything becomes guerrilla territory to us, alien ground where we are faced with hostile forces.
   As St. Paul stated it, "If God be for us, who can be against us?" (Rom. 8:31). But if God is against us, no ally can protect us. In this world, we will have enemies; we had better make sure God is not one of them. The world then will be totally guerrilla country. But if we walk by faith and in obedience to His law, this is then our Father's world, and we are in Christ heirs of it.

By R. J. Rushdoony   Excerpt taken from A Word in Season p. 1
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