Que el gozo alrededor como los ríos fluyan;
a caudal, y todavía aumente;
Extiende sobre la tierra alegría
En el nacimiento de Emanuel -
Porque el cielo y la tierra están en paz.
La historia no era nada fácil en los tiempos de Watts, pero él sabía que para los que están en Cristo, "el cielo y la tierra están en paz," y, como el pueblo de Cristo, establecemos esa paz en la tierra a través de nuestra fidelidad.
Entonces, ¿cómo llegamos a ser el pueblo del Príncipe de Paz? Él es nuestra paz, y nosotros lo proclamamos como el Hombre de Paz. En las palabras de Pablo: "Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación" (Ef. 2:13-14), es decir, entre Dios y el hombre. El reinado de la paz comienza con la paz con Dios por medio de Jesucristo.
El establecimiento de esa paz es, pues, la aplicación de la palabra-ley de Dios a todas las áreas de la vida y del pensamiento. La ley de Dios nos enseña cómo vivir en paz con Él, y en paz con nuestro prójimo. Nos enseña cómo estar en paz con la tierra, al mantener las leyes de Dios en relación con ella.
Porque Cristo es nuestro día de reposo (Hebreos 4:1-16), podemos descansar en un mundo agitado. Tenemos paz en una época enferma de guerra, ya que "éste será nuestra paz" (Miqueas 5:5).
Tenemos en la ley de Dios, la receta para los males de los hombres y las naciones, y en el Hijo de Dios encarnado, el sanador con el poder, que permite a los hombres a levantarse y caminar en obediencia a Su ley.
La iglesia no puede honestamente celebrar el nacimiento de Cristo, la Navidad y cantar villancicos triunfantes, y después dar la espalda sobre el mandato de ejercer dominio y ser "más que vencedores."
De la iglesia primitiva, La Orden de los Orthros, viene esta oración: "Por la noche nuestro espíritu vela temprano a ti, oh Dios, porque Tus preceptos son la luz. Enséñanos, oh Dios, Tu justicia, Tus mandamientos, y Tus ordenanzas; ilumina los ojos de nuestro entendimiento, no sea que en cualquier momento dormimos hasta la muerte en pecados; disipa toda tristeza de nuestros corazones; concédenos el Sol de la Justicia; y guarda irrebatible nuestra vida, en el sello de tu Espíritu Santo; dirije nuestros pasos en el camino de la paz; concédenos contemplar el amanecer y el día de júbilo, que a Ti podamos enviar nuestras oraciones de la mañana. Porque Tuyo es el poder, y Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén."
Por R.J. Rushdoony Extracto tomado de Raíces de Reconstrucción pg. 533
http://chalcedon.edu/
¡Feliz Navidad queridos amigos! y muchas más :)
Carla
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Christ's Birth: The Sign of Victory - Part III
The joy of the Christmas season is the joy of triumph, the joy that the King has come, and He reigns. It is "joy to the world," because "the Savior reigns." Hence the summons, "Dance, thou universe," or as Isaac Watts said, "heaven and nature sing." Again, in Watt's words,
Let joy around like rivers flow;
Flow on, and still increase;
Spread o'er the glad earth
At Immanuel's birth--
For heaven are earth are at peace.
History was no picnic in Watt's day, but he knew that for those who are in Christ, "heaven and earth are at peace," and, as the people of Christ, we establish that peace on earth through our faithfulness.
How then do we become the people of the Prince of Peace? He is our Peace, and we proclaim Him as the Man of Peace. In Paul's words, "But now in Christ Jesus ye who sometimes were far off are made nigh by the blood of Christ. for he is our peace, who hath made both one, and hath broken down the middle wall of partition between us" (Eph. 2:13-14), i.e., between God and man. The reign of peace begins with peace with God through Jesus Christ.
The establishment of that peace then is the application of God's law-word to every area of life and thought. God's law teaches us how to live in peace with Him, and at peace with our neighbor. It teaches us how to be at peace with the earth, by keeping God's laws in relation to it.
Because Christ is our Sabbath rest (Hebrews 4:1-16), we are able to rest in a restless world. We have peace in a war-sick age, because "This man shall be the peace" (Micah 5:5).
We have in God's law the prescription for the ills of men and nations, and in the incarnate Son of God the healer with power, who enables men to rise up and walk in obedience to His law.
The church cannot honestly celebrate Christ birth, Christmas, and sing the triumphant carols, and then turn its back on the mandate to exercise dominion and to be "more than conquerors."
From the early church, The Order of the Orthros, comes this prayer: "By night our spirit watched early unto Thee, O God, for Thy precepts are light. Teach us, O God, Thy righteousness, Thy commandments, and Thine ordinances; enlighten the eyes of our understandings, lest at any time we sleep unto death in sins; dispel all gloom from our hearts; bestow on us the Sun of Righteousness; and unassailed do thou keep our life, in the seal of Thy Holy Spirit; direct our steps into the way of peace; grant us to behold the dawn and the day in exultation, that to Thee we may send up our morning prayers. For Thine is the might, and Thine is the Kingdom, and the power, and the glory, of the Father, and of the Son, and of the Holy Spirit, now, and ever, and unto the ages of the ages. Amen."
By R. J. Rushdoony Excerpt taken from Roots of Reconstruction p. 533
http://chalcedon.edu/
Merry Christmas, dear friends! and many more to come :)
Carla
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