Saturday, June 30, 2012

La Economía de la Muerte (English)

   La Biblia está llena de sabiduría económica que a menudo es descuidada en nuestros días, porque la Biblia, el libro para toda la vida, es muy comúnmente reducido a un manual devocional y toda verdad "no espiritual" es descartada. Salomón, por ejemplo, nos dice: "Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás" (Eclesiastés 11:1). La referencia aquí es a la siembra del arroz. El arroz se siembra a voleo en campos de agua, por así decirlo, el "pan" o la comida de la familia se tira, en un sentido, pero sólo así es posible una cosecha en los días venideros. En el Salmo 126:5,6, el mismo hecho se afirma aún más claramente. "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas." Aquí tenemos una hambruna en vista, el precioso grano se siembra con lágrimas, porque la vida depende de su cosecha. En ambos textos, el primer énfasis es que las ventajas actuales deben ser sacrificadas por los beneficios futuros, no hay cosecha mañana sin la siembra de hoy. La siembra de semillas constituye una inversión en el futuro.
   Segundo, muy obviamente, el hombre que siembra la semilla tiene, en el nivel más básico y elemental, algo de esperanza para el futuro. Una sociedad sin esperanza es orientada hacia el presente. Es una sociedad de consumo; Come su grano de semilla en vez de planificar para una cosecha futura. Llega a ser por lo tanto, algo que Dios condena, una sociedad orientada a la deuda en lugar de una de ahorro y siembra. No presta atención a la limitación de seis años en deuda, ni al principio de que la meta piadosa es no deber nada a nadie, salvo el amarnos unos a otros (Romanos 13:8). Una sociedad de deuda es orientada hacia la muerte: hace dificil o improductivo el ahorro, la frugalidad, y la planificación orientada hacia el futuro, ya que estimula el consumo pero no la producción.
...La Biblia requiere de una orientación hacia el futuro de nosotros, pero, no en términos de nosotros mismos, sino en términos de Cristo, el Evangelio y el Reino de Dios. Nuestro Señor dice: "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará" (Marcos 8:35, ver Mt.10:39, 16: 25, Lucas 9:24;. Mt. 6:33). Nuestro Señor aquí, al hablar de "perder" nuestras vidas, no está hablando sobre el martirio, sino de "la siembra," echando nuestras vidas por la fe en las aguas del futuro, para producir una cosecha para él, y nosotros mismos en él.
   T
ercero, se nos dice que nuestra inversión piadosamente en el futuro, el futuro de Dios, tendrá sin duda su fruto: "Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás." Una vez más, "Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas." Humanamente hablando, mientras que no hay cosecha sin siembra, todavía no hay entonces ninguna certeza de la cosecha. Sequía, plagas, inundaciones, insectos, guerra y otros desastres pueden acabar con una cosecha potencial. Se nos promete, sin embargo, una cosecha segura e ineludible si nosotros, en todos nuestros caminos, buscamos servir y glorificar a Dios: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados"(Ro.8:28). Este mismo hecho se establece poderosamente y ​​en detalle en Deuteronomio 28.

... Hay un cuarto aspecto de las implicaciones religiosas, morales y económicas del Salmo 126:5,6: El que está orientado hacia el futuro y siembra con esperanza en el Señor, "Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas". El resultado es no sólo la productividad, sino el gozo. David en el Salmo 144:12-15 ora por un pueblo obediente, un pueblo fiel, fiel a su Dios pactante y su ley, "Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud; nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio; Nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano; Nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos; Nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo; No tengamos asalto, ni que hacer salida, ni grito de alarma en nuestras plazas. Bienaventurado el pueblo que tiene esto; Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová."
   
Tal sociedad empieza con tu fidelidad y la mía. Es hora de decir, "pero yo y mi casa serviremos a Jehová" (Josué 24:15).


Por R.J. Rushdoony  Extractos tomados de Las Raíces de la Reconstrucción pg. 1060

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The Economics of Death

   The Bible is full of economic wisdom which often goes neglected in our day because the Bible, the book for all of life, is too commonly reduced to a devotional manual and all "non-spiritual" truth is discarded. Solomon, for example, tells us, "Cast thy bread upon the waters; for thou shalt find it after many days" (Eccles. 11:1). The reference here is to rice planting. The rice is broadcast into water paddies, as it were; the family's "bread" or food is thrown away, in a sense, but only thereby is a harvest possible in the days to come. In Psalm 126:5,6, the same fact is stated even more vividly. "They that sow in tears shall reap in joy.  He that goeth forth and weepeth, bearing precious seed, shall doubtless come again with rejoicing, bringing his sheaves with him." Here we have a famine in view; the precious grain is sown with tears, because life depends upon its harvest. In both texts, the first emphasis is that present advantages must be sacrificed for future benefits; there is no harvest tomorrow without a sowing today. Sowing seed constitutes an investment in the future.
   Second, very obviously, the man who sows seed has, on the most basic and elementary level, some hope for the future. A society without hope is present-oriented. It is a consumer society; it eats up its seed grain rather than planning for a future harvest. It becomes therefore something that God condemns, a debt-oriented society rather than a saving and sowing one. It pays no heed to the six-year limitation on debt, nor to the principal that the godly goal is to owe no man anything save to love one another (Rom. 13:8). A debt society is death oriented: it makes saving, thrift, and future-oriented planning difficult or unprofitable, because it encourages consumption but not production.   
...The Bible requires a future orientation of us, but, not in terms of ourselves, but in terms of Christ, the gospel and the Kingdom of God. Our Lord says, "For whosoever will save his life shall lose it; but whosoever shall lose his life for my sake and the gospel's, the same shall save it" (Mark 8:35; cf. Matt.10:39, 16:25; Luke 9:24; Matt. 6:33). Our Lord here, in speaking of "losing" our lives, is not talking about martyrdom, but about "sowing," casting our lives by faith on the waters of the future, to yield a harvest to Him, and ourselves in Him. 
   Third, we are told that our godly investment in the future, God's future, shall certainly bear fruit: "Cast thy bread upon the waters; for thou shalt find it after many days." Again, "He that goeth forth and weepeth, bearing precious seed, shall doubtless come again with rejoicing, bringing his sheaves with him." Humanly speaking, while there is no harvest without sowing, there is still then no certainty of harvest. Drought, blights, floods, insects, war, and other disasters can wipe out a potential harvest. We are however, promised a certain and inescapable harvest if we, in all our ways, seek to serve and glorify God: "And we know that all things work together for good to them that love God, to them who are the called according to his purpose" (Rom. 8:28). This same fact is set forth powerfully and in detail in Deuteronomy 28.    
...There is a forth aspect to the religious, moral, and economic  implications of Psalm 126:5,6: He who is future oriented and sows with hope in the Lord, "shall doubtless come again with rejoicing, bearing his sheaves with him." The result is not only productivity, but joy. David, in Psalm 144:12-15 prays for an obedient people, a faithful people, faithful to their covenant God and His law, "That our sons may be as plants grown up in their youth; that our daughters may be as corner stones, polished after the similitude of a palace; That our garners may be full, affording all manner of store that our sheep may bring forth thousands and ten thousands in our streets; That our oxen may be strong to labour; that there be no breaking in, nor going out; that there be not complaining in our streets. Happy is that people, that is in such a case: yea, happy is that people, whose god is the LORD."
   Such a society begins with your faithfulness and mine. It is time to say, "as for me and my house, we will serve the LORD" (Joshua 24:15).

By R.J. Rushdoony   Excerpts taken from The Roots of Reconstruction p. 1060

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