Friday, July 15, 2011

LA PROPINA (English)

   "La propina es una forma de servicio gratificante. Si el mozo nos sirve bien, le damos una propina generosa, y si su servicio es indiferente o malo, o bien no le damos una propina, o le damos una propina muy insignificante. Una propina es de un superior a un inferior. Normalmente es a alguien que está mal pagado y debe depender de propinas para hacer un sueldo razonable.
   
La mayoría de las propinas son superficiales, lo hacemos porque se espera de nosotros, no porque estamos muy motivados por hacerlo. Se trata de una forma social que cumplir, nos guste o no.
    
La mayoría de las dádivas a Dios es simplemente una forma de propina, un acto superficial que nos sentimos obligados a realizar. Estamos más motivados a menudo por lo que los demás esperan de nosotros que lo que Dios requiere. Muy pocos diezman a Dios. El diezmo es un impuesto pagado al Dios soberano: es lo que se le debe. No podemos dar un regalo a Dios a menos que esté por encima y más del diezmo, porque otra cosa distinta es simplemente una deuda y una obligación.
   
Si tratamos de dar una propina a Dios, incurrimos en su ira y juicio, porque le consideramos entonces como subordinado, no como el soberano. Somos entonces ladrones, tratando de robarle a Dios de su impuesto debido, y Malaquías 3:8-12 deja en claro el tipo de juicio que Dios trae a todos los ladrones semejantes. Los hombres saben que el estado toma muy en serio cualquier evasión de impuestos, ¿pueden ellos imaginar que Dios está menos enojado, cuando los hombres evaden su impuesto debido?
   
Lo que damos pone un precio sobre el gobierno de Dios. Decimos, en efecto, cuando negamos a Dios su impuesto, que el gobierno es mucho mejor dejado sobre nuestros hombros. Decimos que podemos poner el dinero para un mejor uso que Dios puede, y que nuestra regla es la primera y una esencial. Dejamos claro, por nuestra negativa al diezmo, que somos humanistas.
   
También negamos el poder de Dios y la palabra. Decimos en efecto que las promesas de bendición y las maldiciones pronunciadas en Malaquías 3:8-12 y Deuteronomio 28 no deben ser tomadas seriamente, y que la palabra de Dios no es tan importante en nuestras vidas como nuestra propia palabra y voluntad. Dudamos también de la declaración de Dios que nuestra desobediencia nos puede llevar a un punto en el que Él no nos escucha (1 Samuel 8:18).
   
Cómo damos deja en claro quien es el Señor en nuestras vidas, el Dios trino, o nosotros mismos. Esto manifiesta si somos idólatras o creyentes."

Por
R. J. Rushdoony

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TIPPING

   "Tipping is a form of rewarding service. If the waiter serves us well, we give him a generous tip; if his service is indifferent or poor, we either do not tip him, or we give him a very trifling tip. A tip is from a superior to an inferior. It is normally to someone who is poorly paid and must depend on tips to make a reasonable salary.
   Most tipping is perfunctory; we do it because it is expected of us, not because we are strongly motivated to do so. It is a social form we abide by, weather we like it or not.
    Most giving to God is simply a form of tipping, a perfunctory act we feel obligated to perform. We are more often motivated by what others expect of us than what God requires. Too few tithe to God. A tithe is a tax paid to the sovereign God: it is His due. We cannot give a gift to god unless it is above and over the tithe, because anything other than that is simply a debt and an obligation.
   If we try to tip God, we incur His wrath and judgment because we treat Him then as in underling, not as the Sovereign. We are then thieves, trying to rob God of His due tax, and Malachi 3:8-12 makes clear the kind of judgment God brings upon all such thieves. Men know that the state takes very seriously any tax evasion; can they imagine that God is any the less angry when men evade His due tax?
   Our giving puts a price on God's government. We say in effect, when we refuse God His tax, that the government is much better left on our shoulders. We say that we can put the money to better use than God can, and that our rule is the primary and essential one. We make clear, by our refusal to tithe, that we are humanists.
   We also deny God's power and word. We say in effect that the promises of blessings and curses pronounced in Malachi 3:8-12 and Deuteronomy 28 are not to be taken seriously, and that God's word is not as important in our lives as our own word and will. We doubt God's statement too that our disobedience can carry us to a point where He will not hear us (1 Samuel 8:18).
    How we give makes clear who is the Lord in our lives, the triune God, or ourselves. It manifests whether we are idolaters or believers."

By R. J. Rushdoony

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