Tuesday, July 26, 2011

EL "DERECHO" AL ABORTO (English)

  En los últimos años, en un país tras otro, los tribunales estatales han otorgado a las personas que así lo deseen el "derecho" a la práctica del aborto médicamente o a abortar a su propio hijo. La retórica de las fuerzas proabortistas han insistido con firmeza el aspecto de la elección personal y la libertad personal. Esta nota ha atraído mucho a los libertarios también, quienes por lo tanto, hicieron pronto eco del lenguaje a favor del aborto de los "liberales" y los izquierdistas. Algunos conservadores también han sido complacientes al aborto en la misma premisa, que la elección personal es el bien más alto, que cualquier otra cosa que puede estar en consideración.
    
Irónicamente, esta suposición es particularmente vulnerable. El aborto ataca a la premisa cristiana de que solamente la palabra de la ley de Dios establece las reglas, donde la vida puede ser tomada, y el aborto no tiene cabida en la ley de Dios. El hecho más evidente acerca del aborto es que esto es una "elección personal y la libertad" establecida por los tribunales estatales o por actos de los legisladores estatales.
   
El Estado, al otorgar a individuos el "derecho" al aborto, y el "derecho" a la eutanasia o "muertes misericordiosas," está afirmando de este modo el "derecho" previo del Estado sobre ambos, Dios y el hombre para tomar la vida humana. En lugar de conferir una nueva libertad al hombre, el Estado está quitando la libertad del hombre. La vida del hombre ante Dios es sagrada desde la concepción hasta la muerte. El hombre sólo puede tomar la vida humana bajo circunstancias muy restringidas, fundamentalmente por delitos capitales según lo especificado por la ley de Dios, en defensa propia, y en la guerra. Siempre que el Estado o el hombre va más allá de la ley de Dios, establece a un hombre o al Estado como señor o soberano sobre la vida. El derecho a existir se convierte entonces en un subsidio del Estado, que tiene entonces también el "derecho" a matar al hombre a su voluntad.
   
Los Estados marxistas han estado listos para conceder el "derecho" al aborto cuando ellos eligen, pero todo el tiempo han mantenido para sí mismos el "derecho" de tomar la vida humana cuando sirve a los propósitos del Estado. El socialismo y los campos de trabajos forzados y muerte se han convertido en sinónimos.
   
Permitir al Estado un ápice de poder, no permitido por la ley de Dios es disminuir la libertad del hombre ante Dios. Permitir al Estado legitimar el aborto es otorgar al Estado el poder de dominar las vidas a la voluntad del Estado. Las decisiones de aborto y las leyes han hecho dos cosas: primero, han hecho legal el "derecho" de las personas para matar la vida humana. Segundo, el Estado tiene ahora una libertad a partir de la ley de Dios para tomar la vida humana a su antojo.
  
Cada poder que el Estado gana lo utiliza. Como resultado, ahora tenemos un tercer factor, como el Dr. Charles Rice, un profesor de derecho, ha señalado: el Estado ahora, de acuerdo a los tribunales, puede definir lo que constituye una persona. La definición de una persona ya no es teológica o incluso médica: esto es civil y legal. Podemos ser declarados no-personas por el Estado o sus tribunales y negarnos la vida.
   
El "derecho" al aborto por lo tanto no expande la elección personal o la libertad: esto la restringe severamente, porque establece el previo "derecho" del Estado de permitir o de negar el derecho a la vida a su voluntad. Tal paso, la legalización del aborto, es el comienzo de la muerte de la libertad y del hombre.


Por R.J. Rushdoony

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THE "RIGHT" TO ABORTION

    In recent years, in one country after another, state courts have granted to individuals so desiring it the "right" to practice abortion medically or to abort one's own child. The rhetoric of pro-abortion forces has strongly emphasized the aspect of personal choice and personal liberty. This note has greatly appealed to libertarians also, who have therefore readily echoed the pro-abortion language of "liberals" and leftists. Some conservatives too have been agreeable to abortion on the same premise, that personal choice is the higher good, whatever else may be in consideration.
    Ironically, this assumption is a particularly vulnerable one. Abortion strikes at the Christian premise that God's law-word alone sets the rules where life can be taken, and abortion has no place in the law of God. The most obvious fact about abortion is that it is a "personal choice and freedom" established by statist courts or by acts of statist legislators.
   The state, by granting to individuals the "right" of abortion, and the "right" to euthanasia or "mercy killings," is thereby asserting the prior "right" of the state over both God and man to take human life. Instead of conferring a new freedom on man, the state is taking away freedom from man. The life of man under God is  sacrosanct from conception until death. Man can only take human life under very restricted circumstances, essentially for capital crimes as specified by God's law, in self-defense, and in warfare. Wherever the state or man goes beyond God's law, it establishes a man or the state as lord or sovereign over life. The right to exist then becomes a grant from the state, which has then also the "right" to kill man at will.
   Marxist states have been ready to grant the "right" to abortion when they choose, but all the while have maintained for themselves the "right" to take human life whenever it serves the purposes of the state. Socialism and slave labor and death camps have become synonymous.
   To allow to the state one iota of power not permitted by God's law is to diminish man's freedom under God. To permit the state to legitimate abortion is to grant to the state the power to take over lives at the will of the state. Abortion decisions and laws have done two things. first, they have made legal the "right" of persons to kill human life. Second, the state now has a freedom from God's law to take human life at will.
   Every power the state gains it uses. As a result, we have now a third factor, as Dr. Charles Rice, a professor of law, has pointed out: the state now, according to the courts, can define what constitutes a person. The definition of a person is no longer theological or even medical: it is a civil and legal. We can be declared non-persons by the state or its courts and denied life.
   The "right" of abortion thus does not expand personal choice or freedom: it severely restricts it because it establishes the prior "right" of the state to permit or to deny the right of life at will. Such a step, the legalization of abortion, is the beginning of the death of freedom and of man.

By R.J. Rushdoony       

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