El
noveno mandamiento: "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio"
(Éxodo 20:16), ha sido muy mal interpretado en el sentido de que "Debes decir la verdad, en todo momento y bajo cualquier circunstancia, a
todos los hombres que te pregunten algo."
...Pero ¿nos exige Dios a decir la verdad en todo momento? Tal proposición es altamente cuestionable. El
mandamiento es muy claro: no debemos levantar falso testimonio contra
nuestro prójimo, pero esto no quiere decir que nuestro prójimo o nuestro
enemigo tenga siempre el derecho a la verdad de nosotros, o cualquier
palabra de nosotros, acerca de asuntos que no tienen interés para ellos o de carácter privado para nosotros. Ningún enemigo o criminal tiene derecho a saber de nosotros que pueda ser utilizado para hacernos el mal. La Escritura
no condena a Abraham e Isaac por mentir con el fin de evitar el
asesinato y la violación (Gn.12:11-13; 20:2; 26:6,7), por el
contrario, ambos son bendecidos ricamente por Dios, y los hombres que los colocaron en una posición tan infeliz son condenados y juzgados (Gn. 12:15-20; 20:3-18; 26:10-16). Ejemplos parecidos abundan en la Escritura. Nadie que está tratando de hacernos mal, violar la ley en referencia a nosotros o a otro, tiene derecho a la verdad.
Más
que eso, esto puede ser llamado, con motivos bíblicos, un mal el decir la
verdad a los hombres malos y permitirles así a acelerar su maldad. Asaf declaró: "Si veías al ladrón, tú corrías con él, Y con los adúlteros era tu parte" (Sal. 50:18). Ver el robo y estar en silencio es ser parte del robo. Ver hombres planeando el robo o el asesinato, y luego contestar con la
verdad sobre el paradero de este hombre, mujer, o propiedad que ellos quieren matar, violar, o robar, es ser cómplice de su delito. Tal veracidad es entonces la participación en el crimen. En cuanto a esto, Rahab, si hubiera dicho la verdad, habría sido cómplice de la muerte de dos hombres.
... Volviendo al asunto de la veracidad, el cristiano está bajo la obligación ante Dios de decir la verdad en todo momento donde
existe una comunicación normal. Esta
veracidad significa, no la exposición de nuestra privacidad, sino
dando un verdadero testimonio en relación con nuestro prójimo. No se aplica a los actos de guerra. El espionaje es legítimo, al igual que las tácticas engañosas en la guerra. La protección contra los ladrones requiere el escondite y las paredes.
Por R.J. Rushdoony Extractos tomados de La Institución de la Ley Bíblica, Tomo I pg. 542
http://chalcedon.edu/research/books/la-institucion-de-la-ley-biblica-tomo-1/
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THE NINTH COMMANDMENT
The ninth commandment, "Thou shalt not bear false witness against thy neighbour" (Ex. 20:16), has been widely misinterpreted to mean that "Thou shalt at all times and under all circumstances tell the truth to all men who may ask anything of you."
...But does God require us to tell the truth at all times? Such a proposition is highly questionable. The commandment is very clear: we are not to bear false witness against our neighbor, but this does not mean that our neighbor or our enemy is ever entitled to the truth from us, or any word from us, about matters of no concern to them, or of private nature to us. No enemy or criminal has any right to knowledge from us which can be used to do us evil. Scripture does not condemn Abraham and Isaac for lying in order to avoid murder and rape (Gen. 12:11-13; 20:2; 26:6,7); on the contrary, both are richly blessed by God, and the men who placed them in such an unhappy position are condemn and judged (Gen. 12:15-20; 20:3-18; 26:10-16). Like examples abound in Scripture. No one who is seeking to do us evil, to violate the law in reference to us or to another, is entitled to the truth.
More than that, it can with scriptural grounds be called an evil to tell the truth to evil men and enable them thereby to expedite their evil. Asaph declared, "When thou sawest a thief, then thou consentedst with him, and hast been partaker with adulterers" (Ps. 50:18). To see theft and to be silent is to be party to the theft. To see men planning theft or murder, and then to answer truthfully concerning the whereabouts of the man, woman, or property they mean to kill, rape, or steal, is to be party to their offense. Such truth-telling is then participation in the crime. In terms of this, Rahab, had she told the truth, would have been an accessory to the death of two men.
...To return to the matter of truth-telling, the Christian is under obligation to God to tell the truth at all times where normal communication exists. This truth telling means, not the exposure of our privacy, but bearing a true witness in relation to our neighbor. It does not apply to acts of war. Spying is legitimate, as are deceptive tactics in warfare. Protection from thieves requires concealment and walls.
By R. J. Rushdoony Excerpts taken from The Institutes of Biblical Law p. 542
http://chalcedon.edu/
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