Tuesday, June 25, 2013

La Puerta Abierta


Anoche fuimos a cenar con una amiga que había experimentado una profunda tristeza y pérdida no hace mucho tiempo. Ella lo había enfrentado, como a todos sus problemas, con la fe y con la confianza en Dios. Creo, dijo, que cuando Dios cierra una puerta, Él también abre otra puerta para nosotros. Lo que debemos hacer es buscar su puerta abierta.
    Virginia Koerper está ahora encontrando aquella puerta abierta como, con su fe, ella siempre lo hará.
    No podemos atar las manos de Dios, tampoco podemos ordenar nuestros destinos de Él. Nadie puede detener su mano, ni gobernar sus obras. Nosotros, podemos sin embargo, reconocer la sabiduría y la gracia de sus caminos, y la perfección de su gobierno. Como San Pablo declaró: "[S]abemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Ro 8:28). Esto es mucho más de lo que podríamos soñar pedir: Dios hace que todo se sume para el bien de los suyos, de modo que en todas las cosas en última instancia, ellos son los ganadores.
    Por la fe, entonces debemos ver la puerta abierta de Dios en cada situación. Las personas que están de pie llorando ante una puerta cerrada están cegándose a sí mismas a cualquier futuro. No me sorprendió recientemente el fracaso moral radical de un amigo que ha pasado unos quince años viviendo en el pasado, hablando sin cesar de una puerta cerrada. Esa puerta cerrada fue una mala experiencia, pero no peor que la mayoría de nosotros hemos experimentado, a veces más de una vez.
    Si permanecemos pegados a esa puerta cerrada, nos separamos de la vida y el crecimiento. Vivimos en el pasado y nos convertimos en un aburrimiento a los vivientes. Nos negamos a aceptar la realidad de Dios sacar provecho de ella. Somos entonces los muertos vivientes, e inevitablemente flaqueamos y caemos en el camino.
    Entonces nos olvidamos de que la puerta de la gracia de Dios y su mano próspera siempre está abierta a su pueblo: "He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar" (Ap 3:8).
    Busca la puerta abierta.

Por R.J. Rushdoony  Extracto tomado de Una Palabra Oportuna pg. 142


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The Open Door

    Last night we had dinner with a friend who had experienced a deep sorrow and loss not too long ago. She had met it, as all her problems with faith and with trust in God. I believe, she said, that whenever God closes a door, He also opens another door for us. What we must do is to look for His open door.
   Virginia Koerper is now finding that open door as, with her faith, she always will.
   We cannot tie the hands of God, nor can we order our destinies from Him. None can stay his hand nor govern his doings. We, can however, recognize the wisdom and the grace of His ways, and the perfection of His government. As St. Paul declared, "[W]e know that all things work together for good to them that love God, to them who are called according to his purpose" (Rom. 8:28). This is far more than we could ever dream of asking: God makes everything add up for good for His own, so that in all things they are ultimately the gainers.
   By faith then we must in every situation look for God's open door. People who stand wailing before a closed door are blinding themselves to any future. I was not surprised recently at the radical moral failure of a friend who has spent about fifteen years living in the past, talking endlessly about a closed door. That closed door was a bad experience, but no worse than most of us have experienced, sometimes more than once.
   If we remain glued to that closed door, we cut ourselves off from life and growth. We live in the past and become a bore to the living. We refuse to accept God's reality and to profit by it. We are then the living dead, and inescapably we falter and fall by the wayside.
   We then forget that the door of God's grace and his prospering hand is always open to His people: "Behold, I have set before thee an open door, and no man can shut it" (Rev. 3:8).
   Look for the open door.

By R.J. Rushdoony  Excerpt taken from A Word in Season p. 142
http://chalcedon.edu/   

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